CAPITULO 39

365 32 8
                                    


CINNIA.

Mi vista se nubla, no siento mi cuerpo es como si hubiera entrado en estado de trance, mis piernas no seden ni siquiera tengo ánimos de levantar los brazos, Dioniso me tiene sujeta con sus brazos alrededor de mí, su rostro deformado de preocupación, mi corazón late tan fuerte sobre mi pecho que siento que algún momento se me va a salir.

Quería comprender un poco de lo que había ocurrido pero todo paso tan rápido y mi mente no podía pesar con raciocinio. Mis ojos veían rojo, un rojo tan intenso que ha manchado el impoluto traje de mi prometido.

—Perdóname... —murmuro sin orientación alguna —perdóname.

—No mi amor, no te disculpes —murmura entre lágrimas. Esta llorando, nunca he visto a un hombre llorar, es la primera vez que veo llorar a un hombre tan duro, dentro de la mafia más terrorífica que ha habido en los tiempos. Sonrió...

—Creo que... —toso, en el momento que lo hago siento la sangre en mi boca —creo que hoy no podremos anunciar nuestro compromiso —murmuro. Sonríe entre lágrimas.

—Cuando mejores lo haremos por ahora no gastes fuerzas vida mía —deposita un suave beso en mi frente. Sus brazos me envuelven alzándome y caminando conmigo acuesta. Cierro mis ojos por un momento sintiendo el mareo aferrándose a mí. Vuelvo a toser... mis pulmones duelen.

—Resiste hermana, ya vamos en camino a un hospital —escucho la voz de Leonardo un poco lejos, tan se oye el sollozo de mi madre y mi padre grita eufórico. A pesar de escucharlo no abro los ojos, los siento tan pesados.

—Tengo mucho sueño —murmuro a la nada. Leonardo me acuesta en su regazo suponiendo que ya está dentro del auto.

—¡No te duermas mi amor, háblame, no te duermas! —no logro esta vez responderle. Mi respiración es lenta, tan lenta que me duelen los pulmones —¡RAPIDO LEONARDO SE NOS MUERE, SE NOS MUERE! —grita mi prometido. Hago un esfuerzo de abrir mis ojos y lo logro por unos segundos viendo su bonito rostro borroso.

—Te amo... —murmuro apenas en un hilo de voz —te amo Dioniso. —Obligo mi cuerpo alzar mi brazo para poder tocar su mejilla con mi mano —nunca lo olvides.

Dejo derramar la primera lagrima a sabiendo que mi cuerpo no resistirá, vuelvo a cerrar mis ojos quedando en la inmensa oscuridad.

DIONISO.

En el primer momento en que su cuerpo se derrumba en ese mismo momento mi mundo lo hizo.

Para un hombre que ha vivido con la muerte tras de él esperando el primer error, el primer golpe que lo haga caer en sus manos no es para nada alentador, no es nuevo para ninguna persona que este dentro de la mafia. Nací y crecí sabiendo que en este mundo vería a mucha gente morir, de entre ellos mi propia familia, me prepare para morir, cada vez que salgo del dominio de mi hermano tengo presente entre ceja y ceja que en algún momento moriré en manos del enemigo, no soy tan hipócrita como para pensar que eso no ocurrirá.

Pero esto, ver como mi preciosa joya de derrumba en mis brazos, como su sangre mancha mi ropa, como ella me sonríe con los dientes manchados de sangre. ¡No!, no estaba preparado para verla morir, no ahora, no en el momento que ambos decidimos recrear una vida junto.

He esperado tanto por Cinnia, aun sabiendo que estaba casada la deseaba, la anhelaba con tal magnitud que la mayoría de las mujeres con las que pasaba la noche se parecían a ella físicamente. Obsesionado, enamorado de su belleza, de su dulzura, de su fuerza. Me enamoré de ella desde aquella primera vez que la conocí, apenas era un muchacho de 15 años y ella de 12, verla con sus trenzas y aquel uniforme de combate, verla practicar y darle una paliza a un chico debilucho me flecho, fue como ver un ángel con alas negras.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora