CAPITULO 33

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CINNIA.

Llego al hotel, hablo con la recepcionista y esta me da la llave. Entro en el ascensor apretando el número 17, cuando las puertas metálicas se cierran, espero el tiempo que dura para llegar al piso. Cuando vuelven abrirse las puertas metálicas sonrió al ver a Dionisio esperándome recostado sobre la pared del pasillo.

—10 min tarde —murmura con esa voz tan sensual que tiene. Sonrió, acorto la distancia que hay entre nosotros y rodeo su cuello con mis brazos.

—¿Me extrañaste? —pregunto melosa. Sus ojos preciosos brillaron con lujuria, a la misma vez que se oscurecieron a un punto de parecer un bosque en medio de la noche.

—Te extrañe demasiado —dice antes de bajar su rostro y rosar sus labios con los míos —necesito que me des mi dosis cariño.

—¿Soy tu droga? —murmuro sin apartar mis ojos de los suyos.

—Eres mi droga —responde. Sonrió con malicia dando dos pasos hacia atrás.

—Entremos en la habitación —lo invito. Vuelve a sonreír y asiente; ambos nos encaminamos hacia la habitación que nos asignaron ya estando dentro empezamos a despojarnos de la ropa sin dejar de mirarnos, devorándonos con los ojos. Cuando ya estamos desnudos me acerco a él acuno su rostro y estampo mis labios contra los suyos.

No sé cómo estaba pasando, pero cada parte de mi ha empezado anhelar sus caricias, a extrañarlas, a reconocerlo como si fuese dueña de cada gramo de él. Hace tiempo había dejado de creer en el amor, pero... pero Dionisio me ha volteado la cara a la moneda.

Me toma entre sus brazos, yo rodeo su cintura con mis piernas mientras él desciende por la habitación hacia la cama.

El sexo entre nosotros es tan candente, jodido, explosivo, como si no tuviéramos suficiente con dos rondas, no podíamos dejarnos de tocar, de estar unidos de manera carnal. Su gran virilidad rosa mi estómago, él me deposita sobre la cama, deja de besarme los labios para descender por mi cuerpo, mis pechos, mi estómago, para terminar, devorando mi sexo con su boca.

—¡Oh si, si Dioniso! —grito su nombre. Hundo mis dedos en su cabello acercándolo más, disfrutando del rose de su legua en mis labios vaginales. Cada parte de mi entra en estado de éxtasis, a un punto de explotar en el momento en que se vuelve más intenso.

El vuelve a colocarse sobre mi besa mis labios que ahora tienen mi esencia en su lengua. Dionisio posiciona su miembro en mi cavidad para después anclarse en mi de manera brusca y jodidamente buena.

Mis uñas rasguñan su espalda cuando sus embestidas comenzaron dando en el punto exacto. Me toma como un completo energúmeno haciendo rechinar la cama por los bruscos movimientos, nuestras pieles chocan tan eróticamente que el simple sonido es música para nuestros oídos.

Me corro antes de sentir como se derrama dentro de mí.

Esto no seria todo, nunca lo era. Ambos tenemos la respiración entre cortada —¿Qué tal el viaje? —pregunto entre jadeos.

—Excelente... —responde saliendo de mí y acostándose a mi lado —necesitaba verte Cinnia, necesito decirte algo importante pero no sé cómo lo tomaras.

Me siento y lo observo.

—¿Dímelo? —respondo pasando mis dedos por su pecho.

Él me sonríe de manera cariñosa, había empezado a ver esos cambios en él —quiero casarme contigo.

Dejo de tocarlo, frunzo el ceño y niego —¿hablas enserio? —asiente —se te olvida que Simone aun no termina de firmar los papeles de divorcio.

—Mientras eso pasa podemos ir preparando todo para nuestra boda —refuta no dándole demasiada importancia.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora