CAPITULO 20

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Leonardo alquilo una de las pequeñas casas que dan vista al mar, parece una micro mansión con todo incluido, desde piscina, jardín, jacuzzi, sala amplia, tres habitaciones en la segunda planta y para completar, posee un pequeño helipuerto. Es hermosa y lujosa en todos los sentidos. Me termino de cambiar a unos monos frescos y una blusa sin mangas. No suelo vestir tan descubierto, pero recuerdo que no estoy en mi ciudad donde es necesario ir modestamente.

Mi esposo me espera abajo fumando un cigarrillo mientras habla por teléfono.

Cuando me escucha bajar las estrechas escaleras voltea y me sonríe —Giulio dile al proveedor que no se le olvide elegir lo mejor de lo mejor, que lo necesito para lo mas pronto posible —escucha por un momento más —encárgate de eso —responde antes de colgar. Acorto la distancia entre nosotros y me uno a él. La vista es preciosa desde el balcón donde está el jacuzzi. Leonardo rodea mi cintura y posa su barbilla en mi hombro —verte así, poco recatada es hermoso esposa, aunque ya me estaba acostumbrando a solo ser el único que te ve sin nada cubierto.

Poso mis manos sobre las suyas y suelto una risita nerviosa —me dijiste que me darías libertad.

—Y eso pienso hacer. Aquí no hay nada que te mantenga atada, tan solo yo soy la cadena que te une a mi es lo único que tendrás como atadura. Lo demás puedes hacer lo que quieras discretamente o incluso si formas caos tampoco me inmutaría mi amor, siempre y cuando me mantengas en tus planes en eso ultimo.

—Bien, si así tú lo quieres —me giro para rodear sus hombros —¿ahora que haremos?

—Bueno... tenia planeado ir a un restaurant bonito, pero viéndote así tan apetecible lo único que me provoca ahora es cambiar el festín para algo más delicioso.

Paso mis manos por su cabello oscuro y una risa nerviosa sale de mis labios, imaginándome a que se refiere con festín —¿Cómo qué? —pregunto a sabiendas de lo que dirá.

—Como tu... sobre esa cama, con tus bonitas piernas alrededor de mi cuello mientras te como el coño como todo un fanático a tu sabor, es que soy fanático a tu sabor dolcezza mia —posa un casto beso en mi cuello haciendo erizar mi piel al instante.

—Qué tal si... Mmm —gimo cuando muerde la piel sensible de mi hombro —que tal si, nos quedamos aquí y pedimos comida, mañana podríamos recorrer la isla.

—Esa es buena idea —me toma en brazos y entra a la habitación conmigo acuesta. Me deja sobre la cama y empieza a desvestirse. Lo observo con una enorme sonrisa en mi rostro, jamás me había sentido tan feliz como ahora, es como si la alegría volviera en mi en el momento que creí que no era posible sentir esa clase de placeres.

—Conquistar tu corazón es mi mayor reto pajarito —murmura sin quitar en ningún momento sus ojos de los míos. Se quita los zapatos para continuar con sus pantalones junto a su bóxer.

Muerdo mi labio inferior provocativamente, verlo así desnudo y dispuesto para mi enciende el fuego en mi vientre. Siento como mi sexo se humedece con el morbo de su cuerpo duro, lleno de cicatrices, jodidamente apetecible provocando sensaciones inauditas.

—¿Quieres comerme esposa? —asiento posando mis ojos en su miembro viril. Él lo toma con su mano y lo masajea. Acorta la pequeña distancia y me ofrece su polla —abre dulzura —ordena. Obedezco ansiosamente. Su pene es tan sueve y caliente, mi mano pica por tocarlo, pero decido no hacerlo. Mis labios rodean su carne y lo meto hasta el fondo poco a poco —mia mogie es toda una golosa. Eso es pajarito, tómalo todo —su glande choca el comienzo de mi garganta, pero sigo y sigo hasta que logro tomarlo por completo. Mis ojos están llorosos, mi respiración es desenfrenada, mi corazón late fuerte en mi pecho, pero no me importa nada, solo el placer que estoy sintiendo y que mi marido esta sintiendo.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora