AMAYA.
Leonardo rodea mi cintura con un brazo y empieza a regar cálidos besos por mi cuello. Es tan tierno, tan jodidamente romántico y apasionado que no puedo evitar sentir ese cosquilleo en el estómago, esas ganas de querer cada segundo que me tome y me haga suya de las mil y una formas. Él destruye las barreras, de alguna manera derrumba mis paredes de hierro como si de magia se tratara.
Embrujada estoy, adicta a su cuerpo fornido que me proporciona calidez y seguridad, amante de sus besos, amo sus caricias, enloquezco con ellas, Leonardo De Rosa es lo que jamás creí que seria.
En mi mundo los hombres poseen más libertades que las mujeres, aunque para ellos las mujeres son el diamante más valioso me tocó vivir una cruda realidad junto a un hombre que no valoraba ni adoraba un solo gramo de mí. Nunca conocí el amor al punto de desearlo si quiera y cuando lo desee toda ilusión murió por completo.
Me parece tan irreal todo esto, los detalles, el cariño y seguridad que me proporciona Leo es algo que no espere incluso pensar si quiera ahora en alejarme de él me pone en duda y es que la verdad no deseo separarme de Leo, no lo deseo nunca.
Me giro para poder mirarlo de frente. Su mano baja hacia mis nalgas agarrándolas levemente y pegando mi cuerpo al suyo.
Poso mis manos sobre sus hombros acariciando esa parte hasta llegar a su cuello. Ambos nos miramos como si fuéramos la cosa más bella que ambos hayamos visto —yo... te necesito —murmuro tan cerca de su rostro.
—Quítate los zapatos esposa —ordena suavemente. Sonrió, saco mis pies de los tacones y los hago aun lado. Mi estatura baja un poco dejando mi cabeza a la altura de su pecho. Aun así, sigo mirándolo a los ojos y sus manos no se apartan de mis nalgas —tu belleza es tan hermosa que incluso la luna no se compara con la tuya.
Empiezo a quitarle su saco, él se deja hacer por mi ayudándome a desvestirlo —mi hombre...rajili —rozo mi nariz contra la suya —zawji habibi —mi marido mi amante. Murmuro en árabe; prosigo a quitarle el cinturón y desabrochar su pantalón. Cuando está en solo bóxer y con los pantalones amontonados en sus pies que aún tienen sus zapatos decido arrodillarme. Él mira la acción y posa su mano en mi cabeza acariciando mi cabello.
—Esposa... —alzo la mirada y le sonrió con picardía. Su miembro esta erecto y envuelto en su bóxer. Esta sería la primera vez que me arrodillo ante él y no exactamente pensando en la posibilidad de desear hacerle una felación a mi marido, aunque ahora que estoy de rodillas y con la vista puesta sobre su abultado sexo la curiosidad aparece y las ganas de saber que sabor tiene, como se siente tenerlo en mi boca y chupar esa parte erógena de su cuerpo carcome mi mente.
Le ayudo a quitarse los zapatos y medias para así poder hacer a un lado sus pantalones. Ahora estamos a la par. Él en tan solo bóxer y yo en una transparente braga. Cuando ya he acabado con mi trabajo procedo a bajar su bóxer y dejar libre su sexo que apenas sale de la ropa me enfrenta.
Una risita graciosa sale de mi marido. Lo miro provocadoramente y niego.
—No me digas que no lo harás amore mio, porque moriré con la idea de no haber podido probar esa boca provocadora tuya.
Penosamente me atrevo y tomo su polla entre mi mano y sin pensarlo tanto paso mi lengua por su glande.
—Oh Dios donna malvagia. mujer malvada —traduce para mi después. Sigo acariciándolo con mi lengua sin meter aun su erecto miembro a mi boca. Juego con él un rato hasta que siento el agarre fuerte en mi cabello y los hipnotizantes ojos de mi marido sobre mí —no juegues sucio mujer, solo tómalo todo y no me hagas sufrir —gime y gruñe a la vez. Sonrió con malicia, pero obedezco, meto su polla hasta el fondo de mi garganta, vuelvo a subir y luego bajar lenta y tortuosamente —merda, vai avanti amore mio —mierda, sigue, sigue mi amor. No me detengo sigo follandolo con mi boca hasta que de un momento a otro siento la tensión en su cuerpo. Está a punto de llegar al orgasmo y aunque no tengo mucha experiencia hago todo lo que puedo para ayudarlo a correrse en mi boca.
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ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2
RomanceLEONARDO. Soy el sucesor de la mafia italiana, hijo único de la familia más poderosa de Italia y una gran parte de estados unidos. Mi deber como un De Rosa es vivir y morir por mi imperio manchado de sangre y pecado, mi deber es no caer bajo los hec...