Leonardo.
La omerta no perdona, todo aquel que no sirva en el tablero se es desechado. El conflicto ha comenzado, ahora los de la bratva tiene guerra con los de la Yakuza, Kostantin Sokolov nunca actúa sin motivo alguno por lo que creo que Soul Yi tuvo que hacer algo para despertar a la bestia.
He de admitir que hubo tiempos en donde la Bratva y la cosa nostra eran aliados, pero mi padre rompió esa unión cuando rapto a mi madre, hermana del padre de Kostantin.
No es una novedad, pero tampoco es algo que todo el mundo sepa, nuestros imperios lo único que no los hace enemigos como se debe es la sangre rusa de la mujer que me dio la vida. Para nuestro imperio Carmina De Rosa es más italiana que rusa, desde su belleza, carácter, fuerza y sobre todo sobreprotectora. Durante esos años de gobierno de mi padre la admiración que muchas personas dentro de la mafia la respetan y la admiran.
Espere que ese fuera el caso de Amaya, pero aún no le había dado la presentación como se debía hacer cuando el jefe de cosa nostra debía de hacer cuando se casa. Ahora con el incidente que a marcado a mi mujer no estamos en condiciones de reuniones o preparar eventos.
Madre si insistía en ello, en mi caso prefería que pasara el tiempo suficiente para poder reclamar de nuevo la atención de mi esposa que cada día que pasa esta más distante.
Tres meses, han pasado tres meses desde la perdida de nuestro bebé, ella aún no ha cambiado de parecer con respecto a dormir en la misma habitación. Ya no comparte desayunos conmigo ni siquiera la cena donde mis padres esperaban con ansias que ella se sentara, mi hermana se ha comportado muy extraña desde que Simone al fin firmo el divorcio.
Esto se me estaba saliendo de las manos y aún estoy full de trabajo.
Ya no podía seguir soportando la lejanía de mi mujer, Omar me ha preguntado por ella tantas veces que tuve que confesarle lo ocurrido, por supuesto que él comprende la situación por lo que me recomendó que le diera tiempo y eso es lo que estoy haciendo. La necesitaba, la deseaba, pero ella solamente se ha encargado de cerrarme la puerta en las narices, de discutir conmigo, de alejarme de ella, he incluso de pedirme el divorcio.
Si, me ha pedido el divorcio.
—Ya no podemos seguir así Leonardo, lo mejor es que nos divorciemos, es lo mejor para los dos, yo no puedo darte lo que necesitas y yo no puedo seguir atada a ti, estoy dañada al punto de que nuestro matrimonio también se está dañando.
—¿Qué dices mujer? —niego —nuestro matrimonio no está dañado Amaya, solo estamos pasando por una etapa complicada pero no es nada que no podamos arreglar —acuno su rostro —yo te amo y eso es lo único que debería de importarte.
—Pero...
—No te estoy exigiendo nada Amaya entiéndelo, no necesito que me des nada, lo único que yo quiero es a ti a mi lado en mi cama en cada rincón de este castello con tu sonrisa nuevamente en tu rostro, es lo único que quiero y necesito.
—Dame el divorcio —suplica con lágrimas cayendo por sus mejillas. Niego —quiero volver a mi casa Leonardo si me amas como dices libérame.
—No, eso no pasara —respondo —yo soy esclavo de tu amor Amaya, y tú eres esclava del mío, prefiero verte aquí hechas trizas que no tenerte —la suelto —no pienso conceder esa petición —refuto molesto y decepcionado. Me yergo en mi estatura y camino hacia la puerta, antes de irme la miro otra vez ella no se ha movido de su lugar ni siquiera me mira.
Llego a la puerta de mi mujer y la toco dos veces, como siempre esta no responde por lo que decido entrar. La habitación esta oscura y silenciosa, hace frio y las ventanas estan abiertas. Me acerco a ellas para cerrarlas para después acercarme a la cama donde se encuentra mi esposa acostada boca abajo con uno de sus brazos sobre salido de la orilla. Estoy que tomo su mano cuando veo un frasco en el piso con pastillas esparcidas.
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ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2
RomanceLEONARDO. Soy el sucesor de la mafia italiana, hijo único de la familia más poderosa de Italia y una gran parte de estados unidos. Mi deber como un De Rosa es vivir y morir por mi imperio manchado de sangre y pecado, mi deber es no caer bajo los hec...