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Es una carniceria, una matanza de todos contra todos.

Cuando llegué los neofitos atacaban a diestra y siniestra a mi familia, no es que les funcionara porque estaban acabando con ellos fácilmente. Uno de ellos intentó atacar a mi madre y yo salté a su espalda, maneobrando y arrancando su cabeza, mamá me dio una sonrisa y seguímos aniquilando a los bastardos.

Pude ver a Victoria a lo lejos observandonos con enfermiza satisfacción y quise ir directamente por ella, pero más y más neofitos me impedían moverme de mi lugar más que para arrancarles la cabeza eh incluso eso se ponía díficil; a veces me confundía sobre quien estaba muerto y quien era un fantasma despertando, pero eso no me detuvo.

Algunos de mis hermanos se quedaron atrapados entre la roca y los neofitos, uno de ellos me tomó del brazo pero pude arrancarselo antes de que ella lo hiciera conmigo. Repentinamente los lobos llegaron, con sus mandibulas abiertas listos para romper cuellos vampiricos comenzaron a atacarlos y los nuevos vampiros se vieron abrumados y tomados por sorpresa contra nuestros aliados; pude ver que Victoria no tomó esta sorpresa para nada bien y huyó de nosotros. Nuevamente quise seguirla pero más neofitos me impidieron el paso.

Trabajamos en equipo con los lobos, ellos cuidaban nuestras espaldas y nosotros las suyas, estaba al pendiente de mi familia y los niños Clearwater -no es que Harry no esté ya cuidandolos- y de reojo vi como mis padres se acercaban a una neofita que se veía claramente asustada. Me acerqué a ellos y papá me miró con seriedad, entendí y mi nuevo objetivo era proteger a esta niña.

Asentí y ellos se fueron, ella me miró aterrada y alzo las manos en señal de paz.

- ¿Cómo te llamas? -

- Bree Tanner - 

- Quedate detrás de mi Bree -ella asiente y yo sigo matando neofitos, pero ahora con una niñas tras de mi debía ser más precavida. Me acerqué lo suficiente a un árbol y la acorrale - ¡Sube y no bajes hasta que te diga! -

Hizo lo que le dije pero ahora era yo quien estaba rodeada de neofitos, todos me miraban burlones y con sed de pelea, y yo...yo quería arrancar cuellos y desaserme de esos molestos vampiros. Les gruño y muestro mis dientes en advertencia, pero no me hacen caso, y bueno, no había otro final para ellos.

Les silvo como un depredador, pero mi silvido salío mesclado con el grito de la masa asustandolos; y juro que podía sentir un impulso primario de mutilar y desagarrar sin piedad a esos miseros neofitos. Eso hice, uno a uno fui saltando, arañando y mordiendo hasta que no quedó ninguno de pie, solo cristales rotos bajo mis zapatos y sus cadáveres tirados sin forma. 

Se veían muchos más desorientados, gritaban y atacaban a los lobos pero los pasaban, eran las almas de los caídos y podían serme útil. Me adentré a la pelea y pude ver la misma masa mirandome desde lejos, atento y listo.

- ¡TODOS! - muertos y vivos me miraron por igual, pero había más señales de obediencia en los muertos - ¡DEVOREN A SUS COMPAÑEROS! -

Fue impresionante lo rápido y eficaz que acataron la orden.

Solo yo podía verlos, pero supongo que el hecho de ver a los neofitos restantes ser jalados y asesinados por fuerzas invicibles saca mucho de onda al verlo de primera mano. Los neofitos sólidos se rompían ante una fuerza que no podían tocar y se rompían en dos, volviendose uno de mis fantasmas y haciendo lo que sus compañeros hacen ahora, así fue hasta que no quedó ni uno más que Bree.

- Ella no - ordené y los que iban para el árbol se detuvieron. Ahora me miraban a mí y se acercaban confundidos y enojados, pero una mirada tuve que cruzar con eso para que se arrastrara hacía ellos y los absorviera en su...lo que sea que sea. Trepé hasta donde estaba Bree y le sonreí, extendí mi mano hacía ella.

Ojos BlancosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora