Ojos Blancos

1.4

- ¿Estás segura de ir? - preguntó Esme preocupada mientras empacaba unos bocadillos para llevar.

Apenas llegamos a casa Edward se fue a cazar. Carlisle y Esme nos preguntaron que ocurrió pero solo Alice les dijo que había encontrado a su Tua Cantante. Todos estaban sorprendidos por la noticia, nadie aparte de Emmett -que se las devoró- se había topado con alguna.

Mientras Edward se comía media fauna del bosque, yo con un conejo tuve suficiente para quitarme el ardor de garganta que me dio oler a la humana. Le había dicho a mamá Esme que había quedado con Angela en su casa y creo que es entendible su preocupación. Pero cenarme a mi amiga y su familia no esta en mi lista de cosas por hacer en corto plazo.

- Si mamá Esme, todo estará bien - dije con tranquilidad - Serán unas pocas horas y volveré, no te preocupes por mi - 

Ella asintió con algo de duda, pero confiaba en mi para no causar problemas. Me llevó en su auto y nos guiamos por la dirección que me dio en una hoja, en mis piernas llevaba una canasta con dulces y unos jugos para Angela, siempre dice que un buen invitado lleva un buen detalle y unos bocadillos harían maravillas para dos jóvenes estudiantes. Bueno una que si come y otra que ya comió.

Llegamos a la casa -muy linda- con una valla que rodea la propiedad. Salí del auto con mi mochila y la canasta en cada brazo.

- Nos vemos más tarde cielo, vendré por tí en unas dos horas, ¿Te parece bien? -

- Perfecto, te veo más tarde mamá - con eso se fue - ¡Angela! - grité para llamar a alguien. No sabía quien estaría en la casa y no quería pasar como si nada, sería groser- 

- ¡WOOF! ¡WOOF WOOF! -

- ¡Lady! ¡Cálmate chica! - Angela salió corriendo y jaló a su perro. Un perro grande de raza pastor alemán que se veía enojado, y no admitiré que me asuste. No me lo esperaba - Lo siento Gaella, ella no suele ser tan agresiva -

- No te preocupes, los animales suelen odiarme aunque los ame, es mi relación tóxica más duradera - dije ganándome una risa de ella. Era la verdad, por mi naturaleza vampira, mi dieta y mi don los animales me veían como una amenaza o una especie de enemigo, eso hace que se pongan muy agresivos incluso cuando solo quiero acariciarlos. Hace mucho no acaricio uno...vivo.

Me dejó entrar a su casa luego de resguardar a su perro en el patio de atrás, me dijo que su madre estaba trabajando y que solo seríamos nosotras por un rato en lo que salía y volvía. Le entregué la canasta y al parecer le encantó, que coincidencia que ese jugo fuera su favorito.

- Ven, por aquí esta mi habitación - dijo guiándome por el pasillo. Al pasar por un cuarto semi abierto vi una anciana en una silla, parecía estar dormida. No le preste atención porque si Angela no la mencionó, no estaba ahí - lamento el desorden -

- No te preocupes - no había cuarto más ordenado que este, ¿De que desorden hablaba? - ¿Comenzamos? -

Pasamos una hora en investigar y seleccionar la información, pero al final lo logramos, habíamos terminado. Lo que restaba del tiempo lo dedicamos a hablar y conocernos mejor. Ella era muy respetuosa con sus preguntas pero también había una innegable curiosidad por saber cosas. No la culpo, somos misteriosamente atractivos.

- Iré al baño, ya vengo - me dijo antes de salir del cuarto. Me quedé esperando en su cama hasta que un ruido en el pasillo me hizo voltear. Escuchaba a alguien hablar fuera del cuarto y creí que era la madre de Angela, pero la voz se escuchaba más vieja. Era la anciana que había visto en el cuarto.

- En serio, ese perro ladra como si no oyera su propio ladrido - la oía quejarse. Me levanté de la cama y caminé al cuarto vacío-no-vacío de la casa. Me asomé por la puerta entre abierta y vi a la misma anciana intentando recoger una vela que se había caído - Vamos...ay mis dedos con artritis...- decía intentando tomarla. Contra todo pensamiento lógico entré al cuarto y camine lentamente a la vela caída, la anciana me miró pero hice como si no la viera, recogí el objeto y lo puse en su lugar.