Juntos de nuevo.

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Malú.

Pocas cosas me hacían más ilusión que comenzar de nuevo La Voz, y más si lo hacía con tres grandes amigos como eran Luis, Antonio y Pablo. Con este último estuve hace dos semanas grabando en el estudio nuestra maravillosa canción, Ángel Caído, y allí me quedó bastante claro que nuestra amistad volvía a ser la que era después de todo lo que pasó entre nosotros hace ya seis años. Solo me quedaba por ver a mis otros dos grandísimos amigos que hacía unos seis meses que no veía, tras verles por última vez en la final del año pasado.                         
Tras estar inmersa en mis pensamientos durante una media hora, llegamos al recinto de La Voz, y tras saludar a algunos fans que estaban por allí esperándome, Carlos entró al parking y tras aparcar, bajé del coche emocionadísima y entré en el edificio. Tenía mucha ilusión de comenzar, de despejarme del mundo exterior y poder olvidar todo lo que llevaba saliendo desde hace unos días, desde que la ruptura con el padre de mi hija se hizo oficial. Estaban siendo días muy duros pero sabía que estos días de grabaciones, de mi concierto en Torrelavega o la invitación de Alejandro para cantar con él en el Wizink Center iban a hacer que me olvidará durante unas horas de todo el runrún de la prensa.

+¡Amiiigaaa! -escuché a Luis por detrás mío con gran entusiasmo.

-¡Luuuisss! -dije con emoción y corriendo hacía él-. ¿Cómo estás? -dije tras abrazarnos. 

+De maravilla, Lula. ¿Y tú como estás?

-Ahora muy bien... 

Esbozó una sonrisa entendiendo a que me refería con mi respuesta y volvió a abrazarme. Hace unas semanas cuando se creo el grupo de La Voz, hablamos de tantas cosas que les expliqué mi situación sentimental actual por si me veían algo decaída en las grabaciones.
Por eso y porque no me apetecía dar más explicaciones a partir de ese momento. A pesar de la advertencia que les hice estoy mucho mejor de lo esperado, y con ellos muchísimo mejor.

+¡Buenos días, chicos! -dijo Pablo alzando la voz mientras llegaba hasta nosotros-. Que guapos estáis. -dijo entre risas.

-¡Y tú que madrugador! 

Reímos y se abalanzó sobre mí para darme un abrazo. Susurró en mi oído un "luego voy a tu camerino y me cuentas que ahora tengo que ir a maquillaje", y tras responderle que vale, me soltó para darle un abrazo a Luis y tras ello se marchó

-Parece que alguien llega tarde...-dije riendo cuando vi entrar a Antonio demasiado agobiado. 

+¡Que atasco he pillado, señores! Pensaba que no iba a llegar en la vida. 

Luis y yo reímos mientras él se secaba con un pañuelo las gotas de sudor que caían por su rostro y tras ello nos dio un gran abrazo a ambos.

+Bueno, voy a pasar por chapa y pintura porque va a ser difícil arreglar esto. -dijo Antonio señalando su cara entre risas.

-Nosotros también, ¿no? Que estamos aquí hablando y no vamos a comenzar nunca.

Luis asintió riendo y se marchó junto a Antonio. Caminé unos metros y entré a mi grandioso camerino, el cual los chicos se han quejado en numerosas ocasiones por ser más grande que los suyos. Me puse mi look para las grabaciones y fui hasta maquillaje para que me peinase y arreglasen un poquito. Tras un rato, salí de maquillaje y desde lejos vi a Pablo apoyado en la puerta de mi camerino con un bote de chuches y sonriéndome.

+¿Esto te encantaba a ti, verdad? -asenti y cuando llegué a él me las dio-. Quedan quince minutos para comenzar a grabar, ¿quieres que hablemos un poquito?

-Estoy bien, Pablo. Créeme, no quiero hablar de eso, y menos después de todo el maquillaje que llevo encima. -digo riendo. 

+Vale. Pero si en algún momento necesitas hablar me lo dices. Y si necesitas un abrazo, ya sabes...

Ángeles Caídos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora