Responsabilidades.

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16 de septiembre. 9:30.
Malú.

Termino de darle el biberón a Pablo y lo dejó en su hamaca. Pongo su música favorita en Spotify y se divierte con sus juguetes mientras yo arreglo un poco el salón.
Escuchó la puerta del dormitorio abrirse y a los pocos segundos le veo bajar por las escaleras, totalmente despeinado, adormilado, en calzoncillos y bostezando. Desde que volvimos a la rutina, estamos más cansados, más agobiados y discutimos un poco más de lo normal por cualquier chorrada. Anoche llegó a las once tras ensayar con su equipo y directamente se acostó sin ni siquiera cenar.

+Buenos días. -dijo cuando llegó al salón.

-Buenos días. -respondí sonriendo, él se acercó y me dió un beso en mis labios-. Dúchate, guapo...

+Gracias, tía, yo también te quiero. Voy a desayunar, me ducho y llevó a la niña al cole.

-La niña ya está en el cole.

+¿Pero que hora es?

-Las nueve y media.

+¿Y por qué no me has despertado?

-Lo he hecho pero me has respondido medio dormido que la llevará yo, que tú estabas muy cansado y querías dormir. ¿A que hora grabáis?

+A las once. ¿Me puedes llevar?

-Tengo que ir al estudio, he quedado allí en una hora.

+Pues nada, cojo un taxi. Me voy a duchar...

Asentí y observé como dejaba un beso en la frente de Pablito. Continúe limpiando la casa y al rato llegó Violeta, que cuidaría a Pablo la gran parte del día. Alrededor de las diez, saqué el coche del garaje y cogí mi comida para el día. Allí se encontraba Pablo, que desayunaba mientras llamaba a taxistas de la zona pero ninguno estaba disponible.

+¿Me llevas ahora? -preguntó mirándome-. Te pilla de camino.

-Vale... Y arregla el coche ya, así no podemos estar.

+La semana que viene, cuando terminen las grabaciones lo llevo al taller.

Ambos nos despedimos del pequeño y subimos al coche para marcharnos. Lo miré de reojo en varias ocasiones y él a mí también.

-¿Que pasa, Pablo? -pregunté sin mirarle.

+Nada... eres tú la que no deja de mirarme.

-Te veo preocupado.

+Estoy agobiado con todo. Desde que volvimos de vacaciones notó como si tuviéramos un nubarrón encima a punto de explotar. No me gusta está rutina, no me siento bien.

-Sé que para ti ha sido un poco complicado volver a la rutina después de las vacaciones, pero no podemos permitir que esto afecte negativamente a nuestra relación. -respondí intentando mantener la calma-. Tenemos que hablar más, expresar nuestras preocupaciones...

+Lo sé, pero a veces me resulta más fácil encerrarme en mí mismo. -dijo mirando por la ventana-. Siento que no estamos disfrutando de la vida como debemos, siempre estamos ocupados y cansados. Y cuando discutimos... es que no me gusta discutir, me ahogo conmigo mismo.

-Pablo, te entiendo. -dije cogiendo su mano mientras seguía conduciendo-. Pero discutir a veces está bien. Además, son solo dos semanas de grabaciones, ¿no? Después podremos irnos un fin de semana fuera, estar en el estudio juntos, componer...

+Ya. -dijo mirándome finalmente a los ojos-. Supongo que también será porque nunca me he visto así.

-¿Así como?

Ángeles Caídos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora