Pesadillas.

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Jueves, 3 de diciembre.
Narrador.

Malú se encontraba en una habitación oscura, sentada frente a Pablo. Ambos tenían una expresión de tristeza y dolor en sus caras. Ella lo había reunido ahí pero no podía expresar lo que tanto quería.

-Pablo... -dijo Malú con un hilo de voz-. Lo siento mucho, pero creo que es mejor que terminemos. Esto está siendo muy parecido a lo que viví con Albert y no quiero que termine igual... no quiero acabar mal contigo.

Pablo la miró con sorpresa y dolor, sin saber qué decir al principio. Pero finalmente abrió la boca para hablar.

+Lo siento también... pero lo estaba a punto de decir yo también. He estado pensando en terminar nuestra relación desde hace un tiempo.

Malú se quedó perpleja, sin entender lo que estaba sucediendo, se esperaba otro tipo de respuesta.

-¿Qué quieres decir? -preguntó ella con un hilo de voz.

Pablo respiró profundo antes de hablar.

+Llevo enamorado de Raquel desde un hace tiempo... pero no me he atrevido a decírtelo antes. Sé que esto puede parecerte una traición, pero no lo he hecho para lastimarte. No estábamos en nuestro mejor momento, y creo que Raquel me puede dar la felicidad que contigo he perdido.

Malú sintió como si le hubieran clavado un cuchillo en el corazón. No podía creer lo que estaba escuchando. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sintió que se le iba a cerrar la garganta.

-¿Cómo has podido hacerme esto? -gritó finalmente, con una mezcla de dolor y rabia-. ¡Pensaba que me querías!

+Y te quiero... pero nos estamos haciendo daño. Todo esto fue culpa mía por no decírtelo antes... cuando me acosté con ella.

-¿Perdón? -dijo Malú susurrando-. Eres un cerdo.

Pablo se quedó callado por un momento, mirando hacia el suelo con vergüenza, pero finalmente volvió a hablar.

-Lo siento mucho, Malú. Sé que esto duele, pero creo que es lo mejor para los dos. No me estás haciendo feliz, y yo no puedo seguir fingiendo que estoy bien contigo. Quiero estar con Raquel, y no puedo seguir engañándote.

Malú se levantó de la silla y salió de la habitación corriendo, sin poder contener las lágrimas. Se sentía traicionada y sola, y no sabía qué hacer ni a quién acudir.

En ese momento, despertó de repente, agarrándose la cabeza con las manos. Era solo una pesadilla, una pesadilla muy real que le había hecho sentir como si Pablo la hubiera traicionado. Miró hacía todos los lados de la habitación y respiró ahogada mientras quitaba las lágrimas de su rostro. Respiró profundamente y se incorporó lentamente mientras miraba la hora en su reloj.
Las 2:15 de la mañana. Todos las noches a esa hora tenía una pesadilla pero está había sido la peor. Y es que la situación no había mejorado entre ellos, Pablo quería hablar pero ella seguía cerrada en banda.
Se levantó de la cama, salió del dormitorio y bajó hasta la cocina, cogió una botella y cuando quiso volver a subir vio a Pablo sentado en el piano del pequeño salón.
Se quedó allí, inmóvil, escondida en la oscuridad, observando a Pablo mientras este seguía sentado en el piano. Sus dedos recorrieron las teclas con delicadeza, produciendo una melodía triste y nostálgica.
Después de unos minutos, Pablo dejó de tocar y se quedó sentado en silencio, con la cabeza baja. Parecía estar luchando contra sus propios pensamientos y emociones. Finalmente, se levantó del piano y se dirigió hacia las escaleras, listo para acostarse.
En ese momento, sus ojos se encontraron con los de Malú, quien seguía observándolo desde la oscuridad. Pablo se quedó paralizado por un instante, pero luego se acercó a ella lentamente.

+¿No puedes dormir? -susurró sin apartar la mirada de la de ella.

Malú se limitó a negar con la cabeza, sin saber qué decir. La tensión entre ellos era palpable, pero al mismo tiempo, sentía que había algo más allá de la frustración y el enfado.

+Yo tampoco... -confesó Pablo acercándose aún más-. ¿Has vuelto a tener pesadillas?

Ella asintió con la cabeza y él cogió su mano acariciándola suavemente.

+Necesitamos hablar, Lula. Esto no puede seguir así.

-¿Mañana sí? Mañana hablamos, te lo prometo.

Pablo asintió y Malú subió las escaleras lentamente, con la mente en blanco. Se sentía agotada y solo quería dormir y olvidarse de todo. Cuando llegó a la habitación, se deslizó entre las sábanas y se tapó hasta el cuello, escuchando el silencio que reinaba en la casa. Cerró los ojos y empezó a contar mentalmente, esperando que el sueño la alcanzara pronto.
Por su parte, Pablo se quedó sentado en el sofá unos minutos más, pensando en la conversación que podrían tener mañana. Finalmente, se levantó y subió las escaleras lentamente, entró en la habitación de invitados, se puso el pijama y se acostó en la cama.

10:30.

Malú entró en casa tras dar un paseo mañanero y dejó sus cosas en el recibidor. Al girarse, vio a Pablo sentado en el sofá, con una mirada expectante. Ella supo inmediatamente lo que quería, pero no estaba preparada para tener esa conversación en ese momento.

+¿Hablamos? -preguntó Pablo con una sonrisa nerviosa.

-Sí. -contestó Malú quedándose de pie-. Tengo algo que decirte.

+¿Sí? -preguntó Pablo, con una expresión preocupada.

-He estado pensando mucho en nuestra relación durante el paseo, y creo que necesito algo de tiempo para mí misma. Quiero aprovechar el puente e ir a visitar a mi familia en Algeciras. Me llevaré a Pablo para que tú puedas trabajar tranquilo.

Pablo se quedó atónito, no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Estaba Malú abandonando su hogar?

+¿Quieres decir que te vas a marchar? -preguntó entre susurros-. ¿Por cuánto tiempo?

Malú respiró profundamente antes de contestar.

-Unos días, no lo sé, Pablo. Solo sé que necesito un tiempo para pensar. Necesito alejarme de todo unos días. Y quiero que Lucía se quede aquí contigo y con mi madre. Creo que será lo mejor para todos.

Pablo se levantó del sofá y se acercó a Malú. Le cogió las manos y la miró profundamente a los ojos.

+¿Estás segura de esto? -preguntó mientras se le quebraba la voz-. No quiero que te vayas. Quiero arreglar las cosas.

Malú se deshizo de sus manos y dio un paso atrás.

-Lo sé, Pablo. Pero creo que esta es la única manera de aclarar mi mente y poder tomar una decisión. Necesito estar sola, sin tener que preocuparme por nadie más que por mí misma.

Pablo se quedó callado por un momento, procesando sus palabras. Finalmente, asintió con la cabeza y dijo:

+Si eso es lo que quieres, lo respetaré. Solo te pido que pienses bien en lo que estás haciendo. Te quiero mucho, Malú, y no quiero perderte.

Malú se acercó a él y lo abrazó fuerte.

-Yo también te quiero mucho, Pablo. Pero creo que esto es lo mejor para nosotros en este momento.

CONTINUARÁ 🥲
HASTA EL PRÓXIMO DOMINGO ❤️‍🩹❤️‍🩹

Ángeles Caídos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora