Dependiente.

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Viernes. 20h

"Hola, Ale. No tengo muchas ganas de ir está noche a celebrar la salida de tu disco, supongo que ya sabrás los motivos, espero que puedas entenderme. Un beso, te quiero."

Malú le envío ese mensaje a Alejandro entorno a las siete de la tarde. Habían sido unos días difíciles y no tenía ganas de salir. Su corazón seguía latiendo por Pablo, y la idea de verle allí, acompañado quizás por su nueva novia, le haría sentirse mucho peor de lo que ya estaba.
Le dolía el pecho al pensar en Pablo y en cómo las cosas habían cambiado entre ellos. Se sentía sola, abandonada y sin dirección. Su teléfono vibró y vio que Alejandro le había respondido.

"Lo entiendo, Lula, pero no quiero que faltes en un día como hoy, eres esencial para todos, iré a verte en media hora.
Te quiero".

Malú suspiró y se dejó caer en el sofá, con Curro al lado. Encendió la tele y empezó a ver un programa cualquiera, intentando alejar a Pablo de su mente pero no podía evitar sentir un nudo en el estómago y una opresión en el pecho. Se sentía atrapada en una espiral de emociones negativas y no sabía cómo escapar. La dependencia emocional y física hacia Pablo la consumía. Se sentía insegura y confundida, y no podía dejar de pensar en él. Estaba inmersa en una nube de ansiedad y no veía salida.
Casi a las ocho de la tarde, el timbre sonó y se levantó con desánimo para abrir. Alejandro entró a casa, cerró la puerta y anduvo hasta el salón, donde Malú se había vuelto a tumbar.

+¿Cómo estás, Lula? -preguntó Alejandro haciéndose un hueco en el sofá.

-No lo se. -respondió ella suspirando-. No quiero ir a la fiesta, Ale.

-Malú, sé que esto ha sido duro para ti, pero creo que deberías ir. Es una noche para celebrar mi nuevo disco, pero también para estar con tus amigos y para pasar un buen rato. Creo que puede hacerte bien.

-No lo sé, Ale. No sé si puedo ver a Pablo... todavía duele demasiado.

+Lo entiendo, pero no puedes dejar que esto te controle la vida, tienes que seguir adelante. Y no puedes evitar a Pablo para siempre, tarde o temprano tendrás que enfrentarte a esto.

Malú pensó en las palabras de Alejandro, sabía que tenía razón y que no podía esconderse para siempre. Alejandro no dió su brazo a torcer, sabía que era importante para Malú salir de casa y no sentirse tan sola.

+Mira, Malú, sé que no es fácil, pero tienes que entender que Pablo no es la única persona importante en tu vida. Tienes muchos amigos que te quieren y te aprecian, y también tienes a tu familia y a tu hija, no puedes dejar que una persona te robe la felicidad.

Malú negó con la cabeza y suspiró.

-Sé lo que dices, Ale, pero duele demasiado. Cada vez que pienso en él me...

+Lo sé, Malú. -respondió él cortándole-. Pero no puedes quedarte encerrada en tu casa y esperar que las cosas se arreglen solas. Tienes que ponerte en marcha y empezar a salir de esta situación.

-Vale, voy. -dijo Malú suspirando-. Pero no sé cómo voy a reaccionar cuando vea a Pablo...

+Lo entiendo, pero estaremos ahí contigo.
No te vamos a dejar sola en ningún momento. Venga, sube a arreglarte un poquito y te vienes conmigo, luego yo te traeré a casa.

Malú asintió y se fue a su dormitorio a cambiarse. Por momentos notó falta de aire mientras se cambiaba, no sabía que ponerse debido a la gran inseguridad que le estaba provocando este asunto. Se puso una sudadera, unos vaqueros y unas zapatillas, se recogió el pelo con una coleta y se lavo la cara. Bajo con una falsa sonrisa y cogió sus cosas para marcharse, incluido el chaquetón negro.

Ángeles Caídos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora