Vacaciones.

258 23 20
                                    

Lunes 28 de agosto. 19:30.
Pablo.

Agosto ha sido un mes magnífico. Hoy terminan nuestras vacaciones tras más de tres semanas viajando. El primer viaje fue con los niños, fuimos a Londres y estuvimos una semana. Allí visitamos la Torre de Londres, el Palacio de Buckingham y el British Museum, además de pasear por los parques y disfrutar de la ciudad pese a que el tiempo algunos días no fue el mejor.
Después volvimos a Andalucía, donde estuvimos unos días hasta que Lucía se fue con su padre y nosotros nos fuimos a Portugal. Con Pablito no hicimos muchos planes, pero descubrimos maravillosas playas, un pueblo encantador y una gastronomía exquisita. Portugal ya era como una segunda casa para nosotros.
Y ahora estábamos en Málaga, habíamos pasado unos días con mi familia, nos habiamos quedado en casa de mi madre, junto a mi hermano y su chica, pero hoy ibamos a pasar una noche romántica y había reservado un hotel para nosotros dos, y así disfrutarnos antes de volver al intenso trabajo. Mi madre iba a venir a recoger al niño, ya que había pasado el día con nosotros en la playa tras instalarnos en el hotel.

+Ve duchandote si quieres. -le dije a Malú que estaba eligiendo que ponerse-. Mi madre no tardará en llegar.

-¿No quieres que te espere? -preguntó sonriendo.

+No, tranquila. -dije con una sonrisa-. Disfruta de la ducha y ponte guapísima para la cena. Quiero que esta noche sea especial para nosotros.

Ella asintió y me besó tiernamente en los labios antes de dirigirse al cuarto de baño.
Justo en ese momento, sonó el timbre de la habitación, me levanté de la cama y fui a abrir la puerta, donde me esperaba mi madre con una sonrisa.

+¿Qué tal ha ido el día en la playa? -preguntó mientras le daba un beso a Pablito.

-Ha sido maravilloso -respondí sonriendo-. Pablito se lo ha pasado pipa.

+Estará cansadito... Ahora le daré un biberón y le dormiré. Y vosotros, ¿estáis listos para la cena romántica?

-Sí, mamá. -dije dándole el carrito con su correspondiente bolsa-. Gracias por quedarte con el niño esta noche.

-No hay de qué, hijo. -dijo antes de marcharse-. Disfrutad de la noche, y mañana nos veremos antes de que volváis a casa.

Cerré la puerta y me dirigí al baño. El agua de la ducha ya caía sobre ella, así qué decidí desnudarme y corrí un poco la puerta para que me viera. Sonrió y me metió con ella rápidamente antes de volver a correr la puerta. Deslicé mis manos por su cuerpo y acariciándole la besé suavemente. Ella respondió al beso con pasión, rodeando mi cuello con sus brazos y frotándose contra mí.

+Lula...

-¿Pero de verdad has entrado para que nos duchemos? -preguntó riendo.

+Sí, aunque como sigas así, no se si podré resistirme a tí.

-Aja... pues si me puedes lavar el pelo. -respondió dándome el champú-. Hazme un masaje.

Reí e hice lo que me ordenó. Masajee su pelo mientras que ella no dejaba de moverse sobre mi miembro. Suspiré y ella soltó un leve gemido.

-Pablo... -dijo susurrando mientras daba un paso atrás hacía mí, chocando sus nalgas contra mi miembro-. Tócame.

+Tócate tú. -respondí susurrándole en su oído-. Tócate para mí.

Suspiró con una sonrisa y bajó su mano hasta su zona íntima. Le observé con deseo y comencé a tocar sus senos, ella echó su cabeza sobre mi hombro y mantuvo los ojos cerrados mientras se tocaba cada vez con más intensidad. Gimió sobre mi oído y llevó su otra mano hasta mi miembro, acariciándolo desde el principio a un ritmo asombrante haciéndonos disfrutar a los dos.
Coloqué mis manos sobre sus caderas e inmediatamente soltó mi miembro y dejó de tocarse, ya me había calentando lo suficiente y estar así me estaba encantando. Sin mirarnos pero sintiéndonos al máximo.
La apoyé contra la pared y la penetré por detrás. Ella gritó de placer sintiendo como nuestros cuerpos se habían fundido en aquel instante de íntima conexión.
Me movía rítmicamente acariciando su cuerpo de Malú mientras ella gemía de placer. El agua cálida de la ducha golpeaba nuestros cuerpos y el vapor inundaba el baño, aumentando la sensación de intimidad y pasión.
Ella se dejó llevar por el momento, disfrutando de cada penetración, sus gritos se hacían más intensos a medida que se acercaba al orgasmo.

Ángeles Caídos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora