Capítulo 42: Ánimas y Difuntos

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Acabamos de corregir esto, así que disculpen los errores que se nos pudieron haber pasado. Tenía la idea de darles un especial de día de muertos porque es mi tradición favorita y aquí está c: 

23 de Septiembre de 2023 8:19 pm, Ciudad de México.

Lilith Romanov.

Entraron por la puerta principal de la casa después de que la camioneta que las llevó a casa desde la Torre Romel se estacionó frente a la entrada. Apenas cruzaron la entrada cuando los diminutos pasos de una pequeña rubia se escucharon en compañía de los de Rosalba, quien la acompañaba con la espalda encorvada para sostener su manita y ayudarla a mantener el equilibrio mientras caminaba ansiosa hacia ellas. Levana intentó correr en su dirección, Aysel se preocupó cuando corrió hacia ellas y el temor de verla caer se reflejó en sus ojos.

Sus manos se estiraron en su dirección mientras se inclinaba a su altura para recibirla con los brazos abiertos, pero fue Lilith a quien se dirigió con una sonrisa que dejaba ver sus primeros dientes en su sonrisa tierna. Levana abrazó la pierna de su madre con la mirada hacia ella esperando que la levantara y le diera un beso en la mejilla, la manera en que solía saludarla cuando llegaba a casa después de la universidad.

Romanov no demoró más en alzar a su hija y cubrir sus mejillas de pequeños besos mientras Aysel las observaba con una expresión tranquila, plena de ver a su pequeña familia junta.

—¿Celos, mi amor? —preguntó la rubia alzando una ceja.

—Evidentemente eres su favorita —comentó acercándose a ellas. Besó los rizos rubios de su hija y las abrazó a ambas—. Nueve meses en mi vientre y te hace más caso a ti que a mi.

—Podemos darle una hermanita a Levana, ya sabes, para equilibrar la balanza, qué nuestra niña aprenda a compartir y sea una hermana mayor responsable —comentó Lilith y se dirigió a su hija—. ¿Qué dices, princesa? ¿Quieres una hermanita?

—Lilith, no le des ideas a Levana —reprendió Aysel al ver la expresión confundida de su hija pero aun así alegre—. Vamos, ya casi es hora de la cena.

Ferrara se apartó de ambas para dirigirse hacia la cocina. Los cocineros ya tenían preparados los platillos del menú de aquella noche por petición anticipada de Aysel, sin embargo, ella prefería supervisar todo personalmente antes de que fuese servido. Madre e hija, la siguieron, Lilith con intenciones de convencerla y Levana interesada en tener alguien con quien jugar.

—Sabes que tener hermanos te hace más empático. Mírate, tienes dos hermanos y eres una excelente persona —argumentó la rubia mientras acomodaba a Leva en su silla para que las acompañara a cenar, entre sus lugares, de forma en que las dos estuvieran al pendiente de ella en todo momento—. Dime que no los has pensado, vienes de una familia grande, apuesto a que te divertías mucho con tu hermano y tus primos cuando eran pequeños.

—¿No estabas ligeramente traumada con lo de tener hijos después del parto? Creí que se te habían quitado las ganas —dijo Aysel sirviéndole a su hija su cereal con frutas blandas que había probado con anterioridad.

Levana era igual que Lilith, si no olía, sabía y se veía bien, no le daba apetito. Así que ahora Ferrara supervisaba la comida de ambas.

—Bueno, sí, se me quitaron las ganas unos meses al saber todo lo que dolía y lo difícil que era. Pero después de superar la cachetada qué me diste cuando estabas por dar a luz y la parte del miedo al parto, comencé a considerar la idea de tener otro hijo —explicó la rubia tomando asiento mientras el personal les servía la cena—. Quiero saber lo que opinas sobre tener más hijos. Sé que nuestras vidas son difíciles y que tenemos una familia que proteger, pero no quiero que las cosas malas en nuestras vidas nos impidan disfrutar de las buenas. Quiero tener un hijo tuyo, Aysel.

RENESSANS | Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora