Capítulo 44: Enlace

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Necesitaba un tiempo de descanso, pero estoy de vuelta y mi editora no va a dejar que me desaparezca así de nuevo. Espero que hayan disfrutado de las fiestas tanto como yo y sean tan felices como yo lo soy ahora que está iniciando un nuevo año. 

¿Recuerdan la guía ilustrada? Bueno pues el adelanto que revela a Aysel ya está en mis historias, corran a verlo y a compartir sus opiniones.

03 de Noviembre de 2023 5:30 pm, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

Estás aquí —pronunció al abrir la puerta de su oficina en el último piso de la torre.

Desde que había despertado de los efectos de las sustancias administradas, Aysel preguntó por su esposa, pero nadie en el laboratorio ni en el personal pudo darle la ubicación exacta de Lilith. Después de deambular por todos los lugares que frecuentaba en la Torre como las terrazas dónde solía fumar, la sala de juegos y el área de comida, decidió subir a su oficina para buscarla. No era horario laborable, así que los pisos superiores se encontraban prácticamente vacíos, no sonaba ningún teléfono y ni un alma se paseaba por los pasillos y las oficinas que por lo regular se encontraban llenas.

La encontró sentada en su silla dándole la espalda a la entrada, mirando la privilegiada vista que el ventanal le proporcionaba. A esa altura, todo era pequeño, los edificios, los autos, las personas e incluso los problemas que las habían llevado hasta ahí el día anterior después de despedirse de su hija. A medida que se acercaba, Aysel trataba de sacar de su mente la última imagen antes de que despertara de la alucinación, la sangre y la muerte del amor de su vida y, por consiguiente, las emociones que tal situación le habían provocado.

—No hay mejor lugar que la silla de la jefa —pronunció con un tono relajado pavoneándose en el asiento acolchonado y ortopédico confeccionado específicamente para Aysel—. Empiezo a tener delirios de poder. Los últimos veinte minutos he estado pensando en... ¿Cómo lo llamas? Ah sí, cosas empresariales. Creo que tu espíritu me poseyó.

Ferrara sonrió. Se aproximó para tomar un lugar sobre los muslos de Romanov apartando las reposaderas para más comodidad. Lilith le rodeó la cintura con sus brazos y se recargó sobre su hombro para estar más cómoda.

—Yo no les llamo cosas empresariales —respondió Aysel a su comentario anterior.

—Lo sé. Aún no he aprendido todos esos términos que suenan tan bien cuando tú los dices —habló Lilith y besó su mejilla—. Mi papel en esta compañía solo es ser la esposa bonita de los eventos, amar a la hermosa y talentosa CEO de la compañía, madre de mi hija y mujer de mi vida.

La pelinegra correspondió su gesto cariñoso con un beso en los labios que se prolongó cuando Aysel rodeó el cuello de su esposa con sus brazos atrayéndola hacia sí.

—¿Hago bien mi trabajo? —susurró cerca de su boca.

—En definitiva, tienes el récord a la productividad —declaró Aysel embelesada por la mirada pacífica de su esposa.

No estaba segura de que ella fuera capaz de contarle sobre lo que vio en su propio infierno, así que las opciones para abordar el tema eran reducidas. Sin embargo, antes de que pudiera poner alguna en marcha, Lilith habló.

—Estabas ahí —pronunció.

—¿Qué? —preguntó Aysel con confusión inicial.

—Tú estabas ahí. Al final de la alucinación estabas justo detrás de mí cuando... —Lilith paró abruptamente conteniendo el nudo en su garganta.

—¿Cuándo...? —pronunció Ferrara cautelosamente.

—Antonio te disparó. En ese momento todo parecía tan real, se sentía como tal y cuando te tenía entre mis brazos y te veía morir otra vez yo... —el relato de Romanov fue quebrando su voz con cada palabra como si fuera un fino cristal—. Sé que él está muerto, Aysel. Pero pensar en que alguien más podría hacerte daño sigue siendo uno de mis mayores temores. No quiero resignarme a la idea otra vez de que voy a perderte.

RENESSANS | Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora