Babel, por su simbolismo biblico ligado a la confusión.
04 de Marzo de 2022 9:40 am, Ciudad de México.
Aysel Ferrara Ávila.
La paz podría definirse en una serie de cosas que Aysel recordaba perfectamente bien. Como la fuerza, textura y calor del agarre de Lilith sobre su mano izquierda, cuando le sostenía su mano, dándole la certeza de que jamás podría alejarse demasiado; Esa misma fuerza era la que la tenía aferrada a ella esa mañana, a la imagen a la que rendía devoción sin culpa, sin que el corazón le pesara o hubiese una voz en su cabeza diciéndole que no era correcto tener la suerte de apreciar su rostro afable por las mañanas, encontrar entre los rizos rubios de Lilith uno que otro cabello blanco que brillaba bajo la luz. Ferrara no sabía si eran naturales o producto de algún tinte, pero de cualquier forma la hacían lucir preciosa.
Estaba junto a ella, pero no se consideraba capaz de siquiera rozar su rostro con la punta de sus dedos, proporcionarle una caricia suave que pudiera recordarle a su tacto el camino recorrido y a su corazón las descargas eléctricas qué no podía bloquear por más que lo intentara. Quería abrazar su cuerpo con la esperanza de llegar hasta su alma, fundirse con ella un instante y existir, tal vez un segundo o una eternidad de ser posible.
Romanov entreabrió los ojos lentamente, enfocando su vista en lo primero que tenía delante, su esposa embarazada con una mirada inexplicablemente suave, observándola con una sonrisa delicada en los labios. El calor de su tacto estaba a solo unos centímetros de su mejilla, pero Aysel tentaba el aire sin hacer contacto real con su piel. Creyéndose dueña del mundo, Romanov aproximó la mano de Ferrara a su mejilla. Sabía la manera correcta de tocarla, serena, como apreciando algo valioso y amando algo significativo.
—Buenos días —pronunció en voz baja, como si se tratara de un secreto. Sus labios besaron su palma con devoción—. Pensé que estabas durmiendo también.
—Me despertó la bebé —mintió. No podía admitir en voz alta qué en cuanto vio su rostro en la mañana no se privó de su imagen y optó por seguir despierta admirándola—. Esta niña quiere ser futbolista, no para de patear.
Por suerte para Aysel, su hija, por primera vez en la vida, decidió hacerle caso y comenzó a moverse en su vientre, golpeando con sus pequeños piececitos el interior. Romanov se quedó observando con el instinto de que algo pasaba, pero no se atrevió a tocarlo por su cuenta.
—¿Puedo...? —pidió permiso temerosa de recibir una negativa de su parte.
En su lugar, Ferrara tomó su diestra entre las suyas y la llevó hacia su abultado vientre, justo al lugar donde la bebé estaba pateando. La rubia se sobresaltó al principio por el constante y repetido movimiento, pero con el paso de los minutos una sonrisa iluminó su rostro producto de la felicidad inmensa qué la abordó de pies a cabeza.
—Nena, deja a tu mamá descansar un poco, ella también lo necesita —habló suavemente, con las palabras deslizándose entre sus labios hacia el exterior.
Eso bastó para que la bebé parara de moverse y se quedará quieta, al pendiente de la voz de Lilith a quien le hacía más caso que a la propia Aysel.
—Te hace más caso a ti que a mí —dijo Aysel en forma de queja, más divertida que fastidiada por la situación—. Seis meses conmigo y te prefiere a ti.
—Ya vimos quién va a ser su favorita —bromeó Lilith aumentando su sonrisa.
—No lo des todo por sentado, tal vez cuando nazca me prefiera a mí en lugar de a ti —argumentó Aysel.
—¿Quieres apostar? —Romanov levantó una ceja.
Aysel soltó una pequeña risa y su esposa se contagió de ella. El sentimiento mutuo de comodidad era innegable, era como volver al pasado y tener una de tantas conversaciones en la cama, ya fueran de noche o de día donde hablaban sobre su futuro y especialmente esta vez, Aysel no había usado en su vocabulario la palabra separación, no habló de vidas separadas, ni cómo compartirían la custodia, simplemente se limitó a hablar de su hija.
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RENESSANS | Segundo Libro
General Fiction𝙍𝙚𝙣𝙚𝙨𝙨𝙖𝙣𝙨 ➪ 𝙍𝙚𝙣𝙖𝙘𝙞𝙢𝙞𝙚𝙣𝙩𝙤 | 𝙎𝙚𝙘𝙪𝙚𝙡𝙖 𝙙𝙚 𝙎𝙤𝙪𝙛𝙛𝙧𝙖𝙣𝙘𝙚. Durante el enfrentamiento contra Victoria Velazco Dávila, la jefa de una mafia mexicana, Aysel Ferrara Ávila y Lilith Romanov perdieron la vida. El mundo ha se...