Capítulo 25: Asfódelos

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Asfódelos, mejor conocidas como las flores del infierno a donde las almas ordinarias van después de morir. (1/4)

12 de Agosto de 2021 11:51 am, San Juan de los lagos Jalisco.

Aysel Ferrara Ávila.

Las maletas ya estaban empacadas en las cajuelas de las dos camionetas todoterreno que habían conseguido para llegar hasta el aeropuerto de Guadalajara, donde el Jet de Lilith las esperaba para llevarlas hasta España. Su equipaje, además de medio guardarropa de Lilith y sus productos de belleza, llevaba un arsenal completo de armas blancas, de fuego y municiones para iniciar una pequeña guerra.

Las despedidas no debían de ser demasiado largas, pero ocuparon algunos minutos en despedirse de los amigos y familiares que habían estado presentes en su boda y en su estadía en la hacienda de Doña Josefina, a quien les pesaba más dejar después de haber pasado unas divertidas vacaciones junto a ella. Ahora había nuevas fotografías enmarcadas en el recibidor de la casa, entre ellas la de las novias posando en esa misma habitación con una sonrisa y la fecha grabada en tinta en la esquina superior del cuadro.

La mujer anciana se acercó a ellas con una delegada caja de cartón decorada con papel brillante de color plateado y un sencillo moño del mismo color ubicado en el centro. Sus esqueléticas manos le entregaron el presente.

—¿Otro regalo, abuela? —preguntó Aysel sorprendida con Romanov a su lado.

—Nunca serán suficientes —respondió Doña Josefina—. Espero que la próxima vez que estén por aquí, pueda darles regalos a mis bisnietos, estoy esperando a la siguiente generación y sé que la familia Romanov Ferrara me dará bastante felicidad. ¿No es verdad, Lilith?

—Lo es, señora —confirmó sonriendo y luego le dio un ligero codazo a Aysel—. Ves, te dije que mi apellido iría primero.

—Aún no cantes victoria, flaca. Porque soy una mujer que sabe cambiar de opinión —amenazó señalándola—. Estás advertida.

La pareja y la mujer mayor soltaron una corta risa. Con la mirada, Doña Josefina les indicó que abrieran su regalo, al retirar la tapa de cartón y el moño, se encontraron con un pequeño retrato de bodas pintado a mano y firmado por la misma Josefina. El realismo de los trazos, el juego de colores y sombras lo hacía parecer una verdadera fotografía.

—Ese recuerdo será de mis favoritos en la vida —comentó viéndolas fijamente con una mirada cargada de orgullo. Abrió sus brazos y se acercó a ellas tambaleándose para abrazarlas—. Cuídense mucho, mis niñas, espero verlas pronto.

Ferrara nubló su vista con las lágrimas mientras veía a su abuela alejarse para volver al interior de su inmensa casa. Cuando estaba a punto de llorar desconsoladamente, Lilith la abrazó por la cintura y la consoló hasta llevarla a la camioneta.

—¿Estás bien? —preguntó la rubia.

—Estoy muy sensible —respondió—. Últimamente, quiero reír y llorar por todo. Siento que perdí el control de mis emociones, ya no es tan fácil ocultarlas.

—No deberías hacerlo —Lilith le dirigió una mirada significativa. Su mano se estiró hasta su rostro y cuando pretendía tocarla, una interrupción las distrajo.

—¿Aún hay espacio para dos? —preguntó Marco cargando un par de maletas con Nerea a su lado.

—No, regresen adentro —contestó Romanov con una mirada de pocos amigos.

—¿A dónde van? —preguntó Ferrara admirando el equipaje qué llevaban consigo.

—Con ustedes. Para mamá y el resto, vamos a estar de safari en África, pero en realidad vamos a acompañarlas a su "luna de miel" —respondió el mayor acentuando con sus manos las comillas—. Sabemos que no van a viajar por placer, van a una misión.

RENESSANS | Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora