Capítulo 1: La Restauración de la Existencia

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Encuentro

Tres tatuajes se tardó en invitarla a salir. Lilith sospechaba que la chica frente a ella, que llamó su atención desde que la vio llegar al estudio, solo quería hacerse uno, pero se hizo los otros dos solo para convivir más con ella hasta reunir el valor que le faltaba. La valentía de la que careció Aysel inicialmente, no le faltó aquella tarde después de que la hermosa tatuadora dueña del local terminara su turno.

Lo cierto era que Romanov se divirtió bastante digiriendo coqueteos sutiles en todas las sesiones de tatuajes que tuvo con la chica, los cuales fueron bien recibidos y correspondidos. No tuvo que hacer mayor esfuerzo para conseguir su atención, aunque tomó un poco de tiempo conseguir una primera salida que ahora se estaba dando entre ambas en un bar no muy lejos del lugar de trabajo de Lilith.

En ese primer encuentro, Lilith aprendió varias cosas de su conquista de la semana. La más importante de ellas era que Ferrara no parecía estar buscando una relación formal, algo concordante con el estilo de vida de Romanov, pues lo que menos quería en ese momento era tener que lidiar con sentimientos, personas y compromisos que frenaran su libertad, ya bastante había aprendido de su última relación y lo que menos quería de la chica frente a ella, era que estuviera persiguiéndola profesando amor y promesas que para Lilith no tenían sentido.

Como era su costumbre, Romanov no reveló mucho de sí misma, únicamente lo necesario para continuar con su larga conversación evitando tocar aquellos temas que revelaran demasiado de ella. A pesar de que llevaba unos meses en la Ciudad de México, su estancia en el país había sido más larga que eso, por lo que el idioma no fue un gran problema, aunque su acento ruso siguiera bastante marcado.

—Me gusta tu acento —confesó la chica relajada—. Es...

—¿Lindo? —intentó completar Lilith tratando de leer su mente.

—Atractivo, era la palabra que estaba buscando —contestó.

—¿Te dejo sin palabras o te está costando pensar con alguien como yo frente a ti? —le dirigió una sonrisa coqueta.

—En realidad —Aysel se acercó a ella—. Me gustaría que me dejaras sin algo más que palabras.

La tensión fue palpable para ambas. Era de esperarse que alguien como Ferrara tuviera sus trucos, después de todo, era unos años más grande que ella, pero Romanov no pensaba quedarse atrás.

—¿Te gusta jugar con fuego, Ferrara? —habló Lilith.

—Es divertido sentir la adrenalina al hacerlo —respondió encogiéndose de hombros—. ¿Quieres jugar?

—¿Contigo? Depende de qué tan lejos me dejes llegar —dijo Lilith—. Honestamente, no creí que fueras de ese tipo cuando te vi cruzar la puerta de mi estudio.

—¿Y soy tu tipo? —Ferrara mantuvo el contacto visual.

Lilith le sonrió. Le gustaba que fuera directa y hubiera llegado más lejos con ella en ese momento si no hubiera sido porque su teléfono sonó con una notificación que le indicaba que tenía que irse por trabajo y no precisamente el relacionado con los tatuajes.

—Tengo que irme —dijo Lilith tomando una servilleta en la que anotó su número con una pluma que llevaba dentro de sus cosas. Cuando terminó, la dejó junto a Aysel—. Pero llama si quieres la respuesta de tu pregunta.

Romanov estaba a centímetros de su rostro, en una oportunidad perfecta para robarle un beso, pero no iba a dar el primer paso.

—O podría darte más que una respuesta —susurró haciendo que su aliento chocara contra sus labios—. Tú decides.

RENESSANS | Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora