Desembarco del Rey.

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Habemus actualización. Aquí tendremos un poquito de todo, señores y damas, así que espero que lo dsifruten.

-X-

Harry VII.

Harry acudió al banquete aquella noche con Ned y Ser Martyn, en su mejor ropa de terciopelo y seda, con brocados de hilo de plata. Sus Colmillos de Lobo también asistieron, engalanados con seda blanca. El Salón Principal de la Fortaleza Roja era amplio, suntuosamente decorado con tapices de Qohor y cristales de Myr, y en los atestados bancos se hizo espacio para todos sus soldados. Ned fue ubicado en la mesa bajo el estrado elevado, entre Lady Cersei, la hija de la Mano, y Myles Mooton, el hijo del Señor de Poza de la Doncella, que se decía era muy amigo del Príncipe Rhaegar.

En cambio, en el estrado elevado estaban los señores. Harry fue ubicado entre Lord Tully, con una frondosa cabellera roja, y Bronce Yohn Royce, más canoso, pero igual de fuerte de lo que Harry recordaba. Lord Tully lo saludo con mucha familiaridad, como si ya fuesen familia, y Lord Royce, en cambio, le transmitió un pésame honesto y la esperanza de poder visitarlo en Invernalia, en alguna ocasión.

Lord Tywin estaba a la derecha del rey, con prendas de terciopelo rojo oscuro y numerosos accesorios de oro, como alardeando sobre la legendaria riqueza de la Roca. En cambio, el rey vestía más bien simple, casi de forma vulgar, y no comía ni bebía nada que no hubiesen probado al menos tres catadores reales, e incluso entonces, con cierta sospecha y reticencia. En un costado, estaba la reina Rhaella, menuda y delicada, con una profunda tristeza que trataba de disimular con sonrisas amargas. Llevaba un vestido con cuello alto y mangas largas, quizá para ocultar los moretones que el rey le causaba. No participaba del festejo, ni levantaba la vista de su comida.

Harry sintió pena por ella y se prometió que cuando terminase el banquete, le solicitaría un baile. Entretanto, se enfocó en su comida. Mientras los bardos cantaban y los saltimbanquis hacían cabriolas, el banquete se abrió con unas peras al vino y prosiguió con rollitos crujientes de pescado a la sal, y pavos rellenos de setas. Había grandes hogazas de pan moreno, jamones inmensos, gansos asados, y platos rebosantes de venado guisado con cerveza y centeno, nabos, maíz y guisantes. El postre fueron cisnes de crema y unicornios de azúcar, pastelillos de limón en forma de rosas de invierno, galletas de miel especiadas, tartas de moras, tartaletas de manzana y ruedas de queso cremoso.

-¿Cuándo visitara Aguasdulces, Lord Stark?-le pregunto Lord Tully, a su costado. Se le veía muy serio.

Harry lo ignoro. Se volvió hacía Lord Royce.

-Escuche que su esposa esta nuevamente embarazada, mi señor. Por favor, tenga mis felicitaciones.

Lord Royce asintió con satisfacción.

-Si es otro chico, lo llamare Robar-le confeso Bronze Yohn-. Aunque mi señora desea una niña..., cosa que no me entusiasma de sobremanera, lo admito.

-¿Y por qué no, mi señor? Una hija puede ser la alegría de toda familia. Cuando mi hermana Lyanna nació, nos alegramos bastante.

-Usted aun es joven, Lord Stark, y no lo tome a mal, no es ninguna ofensa. Pero cuando sea padre y tenga una hija en sus brazos, entenderá que implica tener un miedo constante.

Harry sonrió con ironía, aunque sabía que Lord Royce no iba tan desencaminado. Recordaba a Lily, su dulce y gentil niña, la luz de sus ojos, y como despertaba cada noche, cuando era niña, solo para verla dormir, porque se sentía embargado por un miedo sobrecogedor de perderla si la dejaba fuera de su vista.

-Lord Stark-llamo Lord Tully, con el ceño fruncido-. ¿Podemos hablar?

Harry lo ignoro, otra vez. En aquel momento, Lord Blackwood se acercaba, junto a su hijo y heredero, Tytos, que había sido un niño cuando visito Invernalia junto a su padre, y ahora, era todo un adulto.

Se Acerca el InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora