¡Buenas...!
Esta vez traigo un nuevo POV, Urrigon Greyjoy, un calamar casi decente.
-X-
Urrigon I.
La Reina del Norte, nave insignia de Lord Aryan, rodeaba en aquel momento una punta boscosa. Bajo los riscos en los que crecían pinos, una veintena de botes pesqueros ardían sobre el agua. Urri suspiro al verlo. La fortaleza de los Botley se alzaba más allá. Estaba hecha de madera y cáñamo, de manera que cuando los Stark le prendieron fuego, se consumió casi al instante. La cabeza de Lord Sawane coronaba la puerta de su castillo, toda amoratada y cubierta de moscas.
Bajo la escasa protección que ofrecía el pequeño castillo de los peces, se extendía el pueblo de Puerto Noble, con el puerto rebosante de las galeras de guerra de los Stark. La última vez que vio Puerto Noble, tres años atrás, era un pueblo prospero, lo más parecido a una ciudad que tenían los Hombres del Hierro, con chozas de piedras antiguas, y hierba fresca en los tejados. Cerca del embarcadero se alzaba la nueva con el piso bajo de piedra y los dos superiores de madera. Hasta un pequeño septo, construido por órdenes de Lord Quellon.
Ahora no veía nada de eso. Los esqueletos de los barcoluengos quemados y las galeras destrozadas salpicaban la orilla rocosa como los huesos de leviatanes muertos, y de las casas no quedaban más que muros semiderruidos y cenizas frías. Los norteños se paseaban con arrogancia por entre las calles, como si fuesen los amos y señores de aquellas tierras. Un grupo de supervivientes se movía entre ellos con gesto hosco, espantando a las aves negras y tirando a los muertos a un carromato para llevarlos a enterrar. La sola idea le resultaba repugnante. Ningún verdadero hijo del mar querría pudrirse bajo tierra. ¿Cómo iba a encontrar las estancias acuosas del Dios Ahogado para celebrar un banquete eterno?
Cuando se acercaron a la orilla se fijó en una hilera de mujeres y niños, de pie en la cubierta de una de las cocas grandes. Un destacamento de soldados los protegía, con lanzas largas y escudos relucientes.
-¿Quiénes son?-pregunto alguien en voz altas.
-Siervos y esposas de sal-murmuro Urrigon, que los reconoció al instante.
-Lord Stark ha ordenado que todos los siervos y esposas de sal que sean encontrados deben ser liberados-anunció Daven, a un lado. Como escudero de su señoría, sabía todas las idas y venidas de lord Aryan-. Serán acogidos en Inviernas, Puerto Blanco y Starkport.
«No es sorpresa alguna-Los siervos y las esposas de sal no eran esclavos en un sentido estricto, pues estaban obligados a trabajar pero no eran propiedad de nadie, y no se podían vender-. Y aun así...». Un hombre como Aryan Stark, que había pasado muchos años de su vida en Oriente, luchando por abolir la esclavitud, con toda seguridad no vería diferencia entre un esclavo y un siervo.
Cuando Lord Stark bajo, le hacían de guardia de honor un centenar de norteños, relucientes con sus armaduras de acero esmaltado. Junto a él iba Lord Tywin Lannister, tan dorado y terrible, con una armadura de acero bruñido, tintada en rojo, con vetas doradas. Había sido Lord Eddard quien derroto a la Flota del Hierro, pero la estrategia había nacido de la mente del León de la Roca, y fue una con la que todos quedaron tan satisfechos como impresionados.
Lord Paxter Redwyne fue enviado como avanzadilla con apenas medio centenar de barcos, de manera que Victarion, tan bruto y testarudo como siempre, se apresuró a hacerle frente. En lugar de seguir la línea de costa, como era habitual, el grueso de la flota se aventuró a navegar tan al oeste cómo fue posible, y con eso lograron rodear a los hombres del hierro, sin que estos se diesen cuenta. Los norteños se habían acercado con la marea vespertina, para que el fulgor del sol poniente los ocultara de los isleños de hasta que no se pudiera hacer nada. Tenían viento de popa.
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Se Acerca el Invierno
FanfictionHarry Potter dejo este mundo..., pero como el Amo de la Muerte, tiene deberes que cumplir. Y los Siete Reinos de Poniente lo necesitan ahora, al ver que el Enemigo llega desde las Tierras del Eterno Invierno. Deberá sobrevivir al Juego de Tronos y g...