Las dos reinas.

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¡Buenas!

Pues este cap ya lo tenía escrito desde hace mucho tiempo (es uno que por alguna razón me gusta bastante), así que lo subo hoy mismo porque sí. Eso sí, es con diferencia el cap más largo que he escrito pero es que hay de todo, y cosas muy importantes.

Espero les guste.

-X-

Lyanna III.

En su sueño, Lyanna era otra vez una niña, y estaba de regreso en Invernalia.

Estaba en el patio de entrenamiento con sus hermanos, todos niños también. Aryan y Brandon intercambiaban golpes con sus espadas de entrenamiento, bajo la atenta mirada de Ser Rodrik Cassel. Ned los animaba con una sonrisa tímida, y Ben, a su lado, miraba a los huargos, que estaban vivos. Lord Rickard también estaba vivo, con Lady Lyarra y Lady Alys, y sonreían a sus hijos... Entonces una llamarada abraso todo el castillo. Los dragones descendieron sobre los Stark en un espiral de muerte y destrucción, de pura sangre y fuego.

Lyanna chillo horrorizada, y por instinto, se cubrió el rostro para protegerlo de las llamas. Un instante antes alcanzo a ver a los jinetes pálidos en la cima de los dragones, todos con cabellos de plata y oro.

¿Qué crimen habían cometido los Stark para merecer tal castigo de los Targaryen?

Aquel terror inmenso solo la abandono cuando sintió un roce en el hombro y, de repente, se despertó. Durante un instante, la mano le pareció parte de la pesadilla; Lyanna lanzó un grito, pero no era más que Myranda Stark. El rostro de su sobrina estaba pálido y asustado.

-¿Esta bien, mi reina?

«No estamos solas-advirtió la Reina. Las sombras se cernían sobre su cama; sirvientes, doncellas, soldados-. No debo mostrar temor».

Lyanna se echó hacia atrás la melena revuelta.

-No es nada. ¿Qué sucede?

«Ha sido un sueño, nada más, un sueño. Ayer bebí demasiado; estos miedos sólo son fruto de los vapores del vino. La Casa Stark está a salvo, y los dragones no pueden dañarnos. Rhaegar no se atrevería a hacernos daño, ni le hemos dado motivos para hacerlo».

Pero aquello no era del todo cierto. La razón por la que había bebido tanto vino anoche fue por un cuervo que llego del Valle, y trajo noticias más desalentadoras incluso que las anteriores. Su hermano mayor, lord Aryan Stark, tras intentar forzar la abdicación de Jon Arryn, había anunciado que las Tres Hermanas pertenecían por derecho e historia al Norte, y decreto su anexión a las tierras de Stark, como parte de la Provincia del Cuchillo Blanco. «Solo estoy corrigiendo un error histórico», dijo supuestamente Lord Aryan, cuando anunció su decisión.

Cuando la noticia se esparció, hubo furia. «¡Nunca antes, en trescientos años de reinado Targaryen, las fronteras entre los Siete Reinos habían cambiado!-exclamaron todos, Hombres del Rey y de la Fe de los Siete, que se reunión entorno de la reina madre y del grifo-. ¿Y ahora los lobos se creían con derecho a hacer algo que solo le compete al Rey?». Lyanna no había dicho nada, demasiado sorprendida para hacerlo, ni trato de buscar a su señor esposo; se retiró a sus aposentos a beber vino.

Se contempló las manos y las movió para asegurarse de que el fuego no le había quemado los nervios. Cuando se pasó una mano por el brazo notó el vello erizado, pero ninguna quemadura. No olía a hollín, ni carne chamuscada.

«¡Fue solo un sueño, Lyanna!».

-Ya es de día, mi reina-anunció su sobrina, tras un rato largo de observarla con preocupación-. Sí está de acuerdo, comenzaremos a prepararla.

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