Cersei, Jaime y Tyrion.

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Buenas, aquí les dejo otro cap.

Es el ultimo en el Oeste, y ya luego tendremos un salto temporal de tres años, ubicándonos en 293 DC.

-X-

Cersei VI.

Habían pasado solo nueve años desde que estuvo en la Roca por última vez, pero le parecía toda una vida.

Cersei se sentía como una extraña allí. La fortaleza seguía siendo tan inmensa, majestuosa y poderosa como recordaba, pero la sentía extraña, como ajena a ella. Los cortesanos de lord Tywin eran unos intrigantes, aunque muchos eran del todo desconocidos para ella. Los sirvientes más viejos, que habían estado allí cuando Lady Joanna vivía, e incluso aun antes, antes de la muerte de Lord Tytos, se le hacían extraños. Los Lannister eran una familia muy amplia y fértil, pero Cersei no hablaba con nadie más que sus tíos y primos.

Sus hermanos eran un tema delicado. Evitaba al Gnomo como la plaga, y era reciproco, aunque para disgusto de Cersei, tanto su esposo como sus hijos tenían cierta afición por el enano. Supuso que no estaba tan mal, porque Tyrion por lo menos trataba a sus hijos con amabilidad, pero aun así estaba decidida a no dejarlos convivir demasiadas horas. Las perversiones de Tyrion seguramente eran contagiosas.

Jaime era el problema mayor. Su gemelo, su otra mitad, el hombre que una vez creyó amar más que a nada... En aquellos días, tras tantos años sin verlo, llego a la conclusión de que no lo había extrañado. No era la primera vez que pensaba eso, en Invernalia la idea había rondado su mente largo tiempo, pero fue allí en la Roca cuando tuvo la certeza. Y él, para su alivio, parecía creer lo mismo. Eso, o estaba demasiado amargado con su presente como para preocuparse por su pasado. A base de fragmentos de conversaciones escuchadas aquí y allá, Cersei se había enterado de la verdad tras la relación entre Jaime y Lysa Tully, un matrimonio que existía con el único fin de atormentar a los esposos. Lady Lysa había sido incapaz de dar un heredero a la Casa Lannister, y muchos murmuraban sobre cómo ni siquiera había llegado doncella a la cama, que había estado preñada más joven pero su señor padre la obligo a abortar. Sí eso era cierto, quizá de allí venía su problema para gestar un bebe.

Pero los problemas de Jaime y Lysa iban más allá. Los dos no se soportaban, y no hacían esfuerzo alguno en ocultarlo.

«Encima, la Tully me resiente porque Jaime no la corono Reina del Amor y la Belleza-mascullo Cersei-. ¿Es mi culpa que este más gorda que una vaca? La Reina del Amor y la Belleza tiene que ser bella». Sí había algo de lo que Cersei estaba orgullosa era de haber mantenido una cintura estrecha, pechos firmes y un abdomen plano tras alumbrar y alimentar a siete hijos.

Y, en aquel momento, le lanzaba miradas cargadas de rencor. Lady Lysa se había vestido con una túnica de terciopelo color crema y llevaba un collar de zafiros y adularias. Tenía la melena castaña rojiza recogida en una gruesa trenza que le caía sobre un hombro. Era lo único destacable de su aspecto. En otros tiempos había sido muy guapa, o eso recordaba Cersei, pero tantos embarazos le habían pasado factura. Su rostro estaba hinchado y enrojecido, mientras que su cintura era bastante robusta. Los brazos los tenía tan anchos como jamones.

«Si yo fuese Jaime, tampoco la soportaría-Cersei frunció el ceño-. Sí ya da asco verla vestida, desnuda debe ser aun peor».

-Tu padre no luce contento-comento Aryan en voz baja.

Cersei se volvió hacia él.

Aryan seguía siendo atractivo, aquello no se podía negar: joven aun, esbelto, de piel inmaculada, bucles negros, ojos azules y sonrisa jovial. En otros tiempos Cersei no tenía nada bueno que decir o pensar de él, excepto en referencia a su apariencia, y porque no había forma de ocultar su buen aspecto. Pero ya ni siquiera recordaba bien aquellos años. Lady Cersei jamás lo había admitido a nadie, ni aun ante su esposo, pero sentía cariño y afecto por su norteño. Desde su llegada a Invernalia, la había tratado mejor de lo que jamás soñó. Y no solo era un devoto esposo y un padre cariñoso, sino que también recurría a Cersei en busca de consejo, dejándole acumular mucha influencia y poder sobre el gobierno el Norte. La decisión de emprender acciones bélicas en las Tierras de los Ríos para asegurar la herencia de Lady Catelyn había sido de Cersei... Y Aryan termino por respaldarla.

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