¿Catelyn o Lysa?

790 87 27
                                    

¡Buenas! Aquí con otro cap.

Una vez más reitero que entre este y el anterior, hay seis años de diferencia, así que habrá cambios quiza sorprendentes, pero pues... Para los personajes ya ha pasado el tiempo.

-X-

Lyanna II.

Por las ventanas altas y estrechas del enorme salón del trono, en la Fortaleza Roja, entraba la luz del atardecer, se derramaba por el suelo y dibujaba largas franjas rojas en las paredes en las que colgaban los cráneos de los dragones. Ella sentía que sus cuencas vacías seguían cada movimiento suyo pero no dejaban de fascinarle.

-¡Esto es un caos, Su Majestad!-insistía Ser Desmond Grell, maestro de armas en Aguasdulces, un hombre fornido y rubicundo-. Por favor, solicitamos que el Trono de Hierro intervenga antes de que todo sea peor.

Rhaegar estaba sentado por encima de todos ellos, en la inmensidad de hierro que Aegon el Conquistador había forjado con las espadas de sus enemigos, y parecía pensativo. Tenía los ojos fijos en Ser Desmond y sus acompañantes: el maestre Vyman, un hombre bajito y rechoncho, y Utherydes Wayn, un mayordomo con aspecto esquelético. Los tres eran hombres de Lord Tully.

Varys canturreo algo en voz baja mientras Pycelle se acariciaba la barba, con aspecto venerable. Lord Karstark tenía el ceño fruncido, y Lord Manderly parecía más concentrado en comerse una empanada de lamprea con aquellos dedos gordos suyos. Ser Barristan, Lord Dustin y Lord Connington aguardaban en silencio sepulcral.

Además del Rey y el Consejo, solo la Reina Lyanna y la Reina Rhaella tenían derecho a sentarse. Los demás aguardaban de pie, o de rodillas. Y aquel día la corte estaba repleta; sin duda, querían estar bien enterados de los mejores chismes.

-¿Peor cómo, Ser?-pregunto Varys, con aquella voz que rezumaba dulzura y miel.

-Tú sabes cómo, eunuco-espeto Ser Desmond-. ¡Los Lannister y los Stark están a punto de entrar en guerra, y las Tierras de los Ríos serán su patio de juegos!

Los labios de Lyanna se torcieron en una sonrisa, sin molestarse en ocultarla. Ser Edmure Tully había muerto una luna antes tras ahogarse, ebrio, en un rio, y de pronto, la Casa Tully quedaba sin un heredero masculino, pero aun había dos hijas: Catelyn, la mayor, estaba casada con Brandon Stark, y Lysa, la menor, con Ser Jaime Lannister, heredero de los Lannister. Todo el oeste y el norte eran ahora un polvorín. Invernalia y Roca Casterly habían llamado a sus vasallos, y en los pasos bajo Foso Cailin y el Colmillo Dorado se estaban reuniendo ejércitos. Sólo era cuestión de tiempo que empezara a correr la sangre para reclamar aquella fruta tan jugosa. La única pregunta a contestar era sí se podía evitar acaso tal derramamiento de sangre.

«Un poco inútil, en mi opinión», pensó Lyanna, aunque nadie se había molestado en consultarla. «Cat es la mayor, y asunto zanjado».

El maestre Vyman, de ojos tristes, suspiro hondo.

-No es todo. Cuando Lord Hoster se enteró de los movimientos de los Stark y los Lannister, decidió que él mismo cabalgaría hacía Foso Cailin para tratar con Lord Aryan, pero se cayó de su caballo. Se rompió la cadera en la caída. También se golpeó muy fuerte la cabeza. Hice todo cuanto pude. Ahora sólo nos queda rezar, pero...

«Puede rezar pero no creo que le sirva; estará muerto antes de que cambie la luna». Las personas de la edad de Hoster Tully no sobrevivían a una fractura de cadera. Sí a eso le agregaban un golpe en la cabeza, mejor era que se despidiesen.

-La cincha de la silla se rompió mientras cabalgaba-dijo Utherydes Wayn-. El mozo de cuadra tendría que haberse dado cuenta de que estaba desgastada. Ha recibido su castigo.

Se Acerca el InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora