La Justa Sangrienta.

273 35 5
                                    

Buenas, estoy de regreso con otro cap.

Espero les guste.

-X-

Joanna V.

Como castillo, Fuerte Pardo era nuevo, o al menos el actual, ya que, sobre las ruinas del antiguo castillo, que perteneciera a la Casa Darklyn, se había levantado otro con el mismo nombre. El pueblo llano de la zona lo llamaba el Palacio de los Mil Colores, porque sus muros, torres y torreones estaban hechos con magníficos bloques de mármol blanco, rosa, azul, verde y negro, procedente de las canteras bajo el suave lecho lodoso del Rhoyne, y traída a alto precio desde el otro lado del Mar Angosto. Dentro había suelos y columnas de granito con vetas de oro y plata. Las vigas de los techos estaban talladas en troncos de madera dorada, de las Islas del Verano. Como castillo, Fuerte Pardo no era demasiado grande, pero su costo había sido inmenso.

La decisión de celebrar la boda allí en realidad había supuesto todo un problema. Los Targaryen deseaban llevarla a cabo en Desembarco del Rey, mientras los Stark se inclinaban por Inviernas. Finalmente se resolvió que fuese en el Fuerte Pardo y el Valle Oscuro, próximos a la capital, pero bajo control norteño.

El palenque estaba erigido en el centro del patio exterior. Habían montado una tribuna de madera de tres pisos al pie de la muralla, para que Joanna y el príncipe Aemon, junto a sus invitados de noble alcurnia gozaran de sombra en sus asientos con cojines. A ambos lados del palenque había tiendas donde los caballeros podían ponerse la armadura, y donde esperaban filas de lanzas de torneo. El viento hacía ondear los estandartes.

-Jamás he entendido porque ustedes los sureños le dan tanta importancia a los torneos-comento Joanna, mientras ella y su nuevo esposo tomaban en los estilizados tronos que aguardaban en el centro del palco-. ¿Qué hay de interesante en romper lanzas de juguete?

-Gloria-repuso el príncipe Aemon-. Aplausos.

-Supongo que el oro ayuda.

-Eso, sobretodo.

Lord Aryan Stark había dispuesto generosos premios para todos los ganadores, incluidos cien mil dragones dorados para el ganador de las justas, pero todos los competidores obtendrían algo: cien dragones por el simple hecho de participar, una pequeña fortuna.

-Una capa blanca.

Ser Oswell Whent había muerto una luna atrás, así que sí alguien aspiraba a ser uno de los Siete de Rhaegar Targaryen, aquella era una magnifica oportunidad de demostrarlo.

-Y la oportunidad de coronar una nueva Reina del Amor y de la Belleza.

«Y será mía». Era la boda de Joanna, de manera que ganase quien ganase, tendría que entregarle la corona de flores, o arriesgarse a ofender de sobremanera a la Casa Stark.

Aemon, advirtiendo su mirada, rio entre dientes.

-¿Si?

-Nada, mi señora-le aseguro-. Aunque no solo los sureños dan importancia a las justas.

Tenía razón. Dos de sus tíos, varios primos e incluso uno de sus hermanos estaban inscritos, y todos habían jurado coronarla Reina del Amor y de la Belleza.

-Cierto-convino Joanna.

Acababa de decirlo cuando una fanfarria de trompetas en la galería de los músicos anunció la entrada de los Stark. Joanna no se puso de pie, ni Aemon, pero los demás sí, mientras Lady Cersei caminaba, entre sus hijas menores. Joffrey los seguía de cerca, con Damon en brazos, mientras escuchaba a Rickard y Cregan discutir entre sí, con el ceño fruncido pero atento a cada palabra que sus hermanos menores decían.

Se Acerca el InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora