CAPÍTULO 4: UN ERROR.

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La de cabellos castaños se encontraba concentrada en los papeles que tenía sobre su escritorio, porque eran demasiados y debía terminar de llenarlos antes que terminase el día. No podía perder el tiempo en otra cosa, pero su mente no dejaba de dar vueltas en temas sin sentidos y no podía concentrarse en las cosas, y todo le estaba saliendo mal.

Y el hecho de que polly no le sacara la mirada de encima ni por un solo segundo hacia que todo se sintiera mucho más agobiante en su mente. La mujer que conocía desde que era una niña, la miraba de forma acusadora, como si supiera que estaba ocultándole algo y sabía que polly estaba intentando descifrar cuál era su secreto.

Intento ignorarla con todas sus fuerzas pero no podía concentrarse en su trabajo. Tenía que enfrentarla y preguntarle que necesitaba, pero en el momento que se decidió por enfrentarse a polly entro thomas a la casa de apuestas, llevándose la mirada de polly hacia él.

Suspiro aliviada, pero la tranquilidad solo le duró unos pocos segundos. Ni tiempo a festejar le dio.

—Iris, a mi oficina.—Ordenó thomas sin siquiera saludarla. No dijo más nada y se adentro a dicha oficina, esperando que ella fuese detrás de él.

Dejo caer los papeles a su escritorio y se levanto con pesades, sabía que no le daría tiempo de terminar todo ese papeleo a tiempo e iba a tener que quedarse hasta la madrugada llenandolos.

—¿Qué necesitas?—Pregunto seriamente cuando entro a la oficina del ojiazul. No podía seguir evitandolo, no cuando se la pasaban prácticamente todo el día trabajando juntos o solo pasando el rato.

Pero realmente no estaba preparada para enfrentarlo después de lo que paso en su casa hace unos cuantos días atrás en su cocina. No quería afrontar como se sentía, ni mucho menos admitir que no había dejado de pensar en aquel momento.

Moriría antes que tener que darle la razón a la jodida polly shelby. Eso no iba a pasar porque ella no estaba enamorada de thomas shelby.

—¿Cuando dejaras de evitarme? Estas actuando como si fueras una niña que cometió un error.—Murmuro apoyando un cigarro entre sus labios, sin dejar de mirarla.

—No seré una niña, pero cometí un error enorme.—Aseguró en un tono bajo sin perder su seriedad. No caería ante él, ella no.—¿Podemos solo olvidarlo? Solo finjamos que no paso y se acabó aquí.

Se acercó a ella de forma peligrosa, acorralandola contra la puerta de su oficina, dejándola sin aire por la repentina cercanía.

—No puedes pedirme eso, Iris.

Le sostuvo la mirada.—Tú lo dijiste, thomas. No podemos hacer esto, no está bien.. Tú dijiste que era un error, que no cayeramos en la tentación.

—Maldición se lo que dije, Iris, pero no puedo olvidarte, ni sacarte de mi mente.. me estas volviendo loco, no puedo sin ti.—Murmuro con seriedad, viendo los ojos azules de la castaña, notando lo brillosos que estaban por sus palabras.

La italiana abrió ligeramente su boca para contestarle, pero los golpes en la puerta de la oficina la hicieron quedarse callada. Thomas volvió a su escritorio y ella se sentó frente a él, fingiendo que nada había pasado.

—Adelante..—Murmuro thomas. La puerta se abrió lentamente dejando ver a polly del otro lado.—¿Qué necesitas polly?—Le pregunto sin mirarla, porque polly notaba todo.

—A la niña, tiene que terminar con su trabajo.—Murmuro haciendo referencia a Iris.

—Bien, ya puedes irte, Iris.—Le dijo dándole una última mirada llena de sentimientos. No podían seguir así y los dos lo sabían mejor que nadie.

Todo terminaría mal.

—Esta bien. Gracias, Tom.

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