CAPÍTULO 22: ¡IRIS!

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Sus tacones hicieron eco en el silencioso pasillo hasta que llegó a su oficina, pero ni así logró captar la atención del hombre que estaba detrás de su escritorio con una carta entre sus manos. Se acercó seriamente, arrebatandole el papel de las manos de forma brusca.

Detestaba que tocaran sus cosas sin permiso, desde que era una niña y todo el mundo sabía eso, porque siempre era un escándalo.

—No toques mis cosas, Thomas. Yo no me meto en tus mierdas.—Le aclaró sin perder su seriedad mientras miraba de quien era aquella carta.

—¿Alfie?—Pregunto con cierto asombro y algo de disgusto en su voz.—Realmente tienes ganas de joderme, Iris. Estas esforzandote para ser la mejor en eso.

—No es mi culpa que él esté intentando cortejarme.—Murmuro con diversión dejando caer el papel nuevamente sobre su escritorio.—Además, ¿Por qué te interesa?—Consulto como si no fuera obvio.

—Solo quiere acostarse contigo, no busca cortejarte.—Le aclaró.—Es lo único que le importa. Te follara y te dejará.

—Como tú.—Contesto de forma tajante generando un gran silencio en la oficina. Le sonrió luego de unos segundos.—Gracias por tu preocupación, Tom, pero creo que ya me acostumbre a eso.. estaré bien.—Le aseguro.

—Iris, ¿No vas a superarlo nunca? Estas actuando como una jodida niña.—Le dijo caminando hacía la salida de la oficina.—Deberías actuar como una mujer, ¿No crees?—Consulto, frenandose para mirarla.

—Ya lo superé, tranquilo.—Aseguró apoyándose en su escritorio sin borrar su sonrisa.—Y supongo que tu también, ¿No? Por eso no te importara que vaya a cenar con Alfie.—Murmuro suavemente sin sacarle la mirada de encima.

—Eres libre de hacer lo que quieras, Iris. No me interesas.—Respondió antes de abandonar la oficina, dejándola con la palabra en la boca.

Si era sincera con ella misma, no había cosa que le importara menos en el mundo que las cartas de Alfie, pero de todas formas su mirada cayó nuevamente sobre aquella carta leyendo otra vez el nombre de aquel restaurante al cual la estaba invitado.

¿Debía ir? ¿Sería prudente?

Tenía todo el día para pensar en si eso estaría bien o si quería soportar una cena con aquel hombre solo para joder un poco más a Thomas.

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Observo en silenció todo a su alrededor. Nunca había estado en un restaurante tan caro y elegante, que le sorprendía cada detalle del lugar. Espero en silenció sintiendose ligeramente ansiosa hasta que él hombre de ojos azules apareció en su campo visual y fue en ese momento en el cual quiso salir corriendo de ahí.

—Lo lamento, ¿Ha estado esperando por mucho?—Pregunto con una ligera preocupación, tomando su mano con cuidado para depositar un beso sobre la misma. Iris le sonrió.

—No, tranquilo.—Sonrió alejando su mano del hombre, poniéndola sobre su propio regazo.—Solo soy demasiado puntual.. ¿Tuvo problemas para llegar?—Consulto.

—Si, algunos.. nada de que usted deba preocuparse.—Sonrió.—¿Quiere ordenar? Yo invito.—Le recordó, pasandole el menú.

—Si, claro..—Murmuro suavemente mirando dicho menú con atención. Todo era tan caro que no le parecía normal.—¿Tú que..—Su pregunta quedo en el aire cuando la gente de la cocina salió corriendo mientras detrás de ellos salía mucho humo negro.

¿Qué estaba pasando?

La gente comenzó a levantarse de sus asientos con preocupación mientras hablaban entre ellos intentando comprender que pasaba hasta que las ventanas del lugar se rompieron y todo mundo comenzó a correr. Sintió como alguien la agarraba de la cintura entre todo el caos y la sacaron por una puerta trasera sin darle tiempo a decir algo o ver donde estaba Alfie.

Le dio un codazo a quién la tenía de la cintura, logrando soltarse de aquel agarré. Se giro viendo como el hombre se agarraba el estómago, lo había golpeado justo en el hígado.

—Deja de ser tan ruda.—Pidió antes de recomponerse viendo como la ojiazul lo tenía apuntado con un arma.—Iris, tranquila. Soy john, Johnny boy.—Le aclaro rápidamente, sacándose el pañuelo de la cara.

—¿Qué mierda haces aquí?

—Te rescató, princesa.—Sonrió de forma arrogante cuando la chica guardo el arma.—¿No estas feliz?—Pregunto al ver su expresión.

—¿De qué me salvas?

Suspiro.—De ese hombre, ¿Qué no es algo obvio? No dejaré que estés con alguien así.

—¿Tú no me dejarás?—Pregunto confusa.

—Claro, yo.—Aseguró tomándola de la mano para poder guiarla hasta su auto para llevarla a su casa.

—¿Y como sabías que tenía una cena con ese hombre? ¿Y qué era en este lugar?—Pregunto frenandose.—No me trates de idiota, John. Se que todo esto es plan del idiota de tu hermano, era el único que sabía.

John, suspiro.—Él sólo intenta cuidarte. No sabes con quién te metes, Iris. Debemos cuidarte.

—Ya no soy una niña, John. No necesito tener guardaespaldas detrás mío todo el jodido tiempo.—Aclaró con enojo.—Soy mayor que tú, se lo que hago con mi vida. Soy una mujer adulta.

—Serás mayor que yo, pero eres buena y no notas las cosas malas que pueden pasarte, Iris.—Murmuro seriamente, haciéndola suspirar.—Hay cosas que no puedes manejar. Sube al auto así te llevo a casa.

Negó.—Dile a tu hermano que me deje vivir mi vida como quiero.

—Sube al auto, Iris.—Ordenó.

—No me iré a casa contigo, John.

—Iris, por favor.

—Te veo mañana, Johnny.

Le sonrió ligeramente antes de comenzar a alejarse de donde estaba el ojiazul. No iba a permitir que le controlen la vida como si fuera una adolescente.

—¡Iris!

Lo escucho golpear la puerta del auto con fastidió, pero ni siquiera se giro a verlo y simplemente se perdió entre la gente que aún intentaba irse del restaurante prendido fuego.

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