55. Il passato

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55. Il passato


JULIUS

La junta directiva de K-corp está congregada en la sala de reuniones de la sede central, al menos aquellos que aún conservan su puesto tras los arrestos. Regina, Charlotte y yo cruzamos el umbral y de inmediato siento el cambio de aire. Los murmullos disminuyen, veo a algunos de los directivos inclinarse en sus asientos, intercambiando miradas de sorpresa y enojo que se transforma en miedo.

Regina disfruta las reacciones. Se mueve con esa majestuosidad que la distingue. Su vestido es negro y ceñido, con mangas largas y una falda apretada. Sorprendiéndolos a todos, Charlotte toma asiento a un lado de la mesa y no en la cabecera, un puesto que ocupa Regina con ceremonia, irradiando autoridad y supremacía como la reina que asume su trono. Yo me quedo de pie en su flanco, evaluando el lenguaje corporal de cada persona.

Hemos estado en muchas reuniones para tomar posición en una empresa, pero ninguna como esta. K-corp es una de las multinacionales más grandes del país y, desde hoy, tiene nueva líder. La sala queda en silencio, saben que cualquier objeción podría ser el fin, por lo que se limitan a observarnos con seriedad, expectantes, y algunos francamente pálidos.

—Buenos días a todos —saluda Regina, formal—. Sé que muchos de ustedes no esperaban verme aquí de nuevo; pero las cosas cambian. Yo las cambio poseyendo el cincuenta y tres por ciento de las acciones, distribuido en un treinta y siete por ciento manejado por Azzagor Enterprises y el restante por mi cartera personal —revela y se expande el horror, la gente se remueve en sus sillas. Temen que los deje en la calle o algo peor—. K-Corp será absorbida por Azzagor Enterprises, lo cual me convierte en su nueva presidenta. Es probable que estén preocupados por lo que esto significa para sus posiciones. No les endulzaré la cruda situación —su voz fría, pero sus ojos oscurecidos sonríen—. Las personas que no creen en mi visión, no tienen lugar aquí.

»Esta empresa será reestructurada por completo cuando acaben las investigaciones. No soy perfecta o intachable, todos saben que pasé por un proceso legal parecido hace un año con el desfalco, causado por su antiguo socio, pero hubo una diferencia grande. Yo no arrastré a mi gente en la mierda, a Bernand Keegan sí que no le importó ensuciar el futuro de cada uno de ustedes y de su propia familia. —Mira a Charlotte quien asiente en su dirección antes de ponerse de pie.

—Como ya han oído, Regina asumirá el control de K-Corp. y cada una de sus extensiones nacionales e internacionales —corrobora—. Por el bien del futuro de esta empresa, y debido a la participación de Bernand en los sabotajes contra Azzarelli, mis hijos y yo decidimos no involucrarnos en los daños colaterales. Aceptamos a Regina Azzarelli y ofrecemos una cálida bienvenida como nuestra nueva líder. —Comienza a aplaudir y el resto la imita, la mayoría de expresiones son de resignación y susto, algunas pocas de esperanza.

Nadie en sus cabales se atreve a contradecir. Entienden la magnitud del peligro que acarrea ir contra madam Azzarelli. Sonrío. Se adaptarán. Es normal que haya sentimientos contradictorios, por un lado, tras una violenta demostración de poder: unos extraños vienen a usurpar un esquema familiar de generaciones; por otro lado, Regina tiene razón. Bernand varias veces traicionó a su equipo, incluso los más fieles de la junta que cuestionaban a Regina en cada reunión, fueron arrestados porque su líder los usó como salvavidas.

Sus propios hijos, CEOs de las sedes en otros países, pudieron enfrentar investigaciones por colusión de no ser por el trato que hizo Charlotte para salvarlos. Cuando acusaron a Regina por falsificar en la evasión de las Caimán, un error personal, entre sus prioridades estuvo proteger a Alonso Roswaltt y a los empleados de Azzagor Enterprises para que el estigma no fuese tan amplio. Aunque muchos le dieron la espalda, ella los cuidó.

Resiliente Fulgor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora