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Actualidad | Rancho de Ismael "Mayo" Zambada

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Actualidad | Rancho de Ismael "Mayo" Zambada


Una canción de cuna que le canto a mi Isabellita acaba con el silencio de la soledad de nuestro cuarto.

Apenas son las ocho pero mi niña ya se despertó hace rato y comió dos veces por lo que estoy terminando de cambiarla y arreglarla para bajar.

Al contrario de otros bebés, mi güerita no emite quejas cuando la cambio o le hecho perfume a su ropita y la tapo con la fina manta.

Mientras mi hija duerme, aprovecho a cambiarme por unos vaqueros, una blusa blanca y una cachucha, sencilla pues solo será un fin de semana en familia, según mi papá.

Cargo a Isabella y la bajo conmigo cuando oigo que me llaman desde abajo.

Con cuidado de no tropezar, bajo despacio, ser madre de un día para otro no es nada fácil y la delicadeza no es una característica que me desborde.

Busco a papá quien ya me está esperando sentado en la punta de la mesa del comedor, listo para desayunar con mis demás hermanos.

—Vieron que sí estaban despiertas, hambriados—Papá los regaña y ellos tuercen los ojos comenzando a desayunar—Tus carnales no las querían esperar a que se levantaran.

—Mi relojito no me permite dormir más de las seis.

—Al menos te deja dormir de noche—Dice mi hermana Petunia, a quien la maternidad parece haberle puesta una chinga.

Su rostro está abarcado por ojeras, manchas del embarazo y el cansancio se refleja en él. Agradezco que mi Isa sea un angelito que duerme casi toda la noche, durante el día no llora si la tienen alzada y su carácter se acopló muy bien al mío y mi estilo de vida, me permite trabajar estando ella o no presente a pesar de tener solo días de nacida.

Mi niña es una princesita, no quiero menospreciar a mi bello sobrino, él también es un sol. Pero mi niña me tiene enamorada, es la luz de mis ojos, me enamoré de ella desde que supe que estaba embarazada y cuando la conocí supe que pondría todo mi mundo a sus pies si así me lo pidiera.

Su piel güerita, su cabello castaño claro con pequeñas onditas que apenas se marcan, su naricita respingada eso es lo único que heredó de mí además de las prominentes pestañas.

—Come ya, mi amor antes que se enfríe—Dejo de mirar a mi niña para obedecer a mi padre. Rosalba, su nana, se ofrece a cargarla pero me niego, son muy pocas las veces en el día que mi Isa se me despega.

Solo lo justo y necesario.

—Apá ¿le pasa algo?—Digo cuando noto en más de una ocasión que mira nuestros rostros y quiere hablar pero se arrepiente.

—La neta, sí. Los mandé a llamar a todos para darles aviso.

Ya se me hacía extraño que nos mandara a llamar a todos mis hermanos al rancho donde sólo hace reuniones importantes. En los últimos años, papá baja de la sierra solo cuando tiene que dar reuniones muy importantes, sino son contadas las veces que lo vemos, ni siquiera para mi día de parto pudo bajar y lo comprendí totalmente.

La China | El Nini 09|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora