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Actualidad  | Culiacán

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Actualidad  | Culiacán

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Corto la llamada con mi proveedor de armamentos cuando terminamos de hacer la lista con el cargamento que quiero que me entregue para la noche. Cuando llegué a la casa hace unas horas después de la fiesta, me duché y tomándome un café me puse a hacer eso, así como también seleccionar gente distinta a la que me lleve la vez pasado a Venezuela, esos los mandé a dormir y ahora elegí los mejores para que cuiden de mí y de mi hija. Lo idea sería irme a Colombia, esconderme en otro lugar donde Nini no sepa donde estamos pero fue mi gente la que conoce la ubicación exacta, no creo que llegue. No tiene motivos tampoco y si lo hiciera, no alcanzaría a poner un pie en Venezuela que mi gente ya lo detendría.

Aseguré que cada detalle estuviera perfectamente calculado, no quiero sorpresas, quiero irme a disfrutar de mi hija mientras todo el esfuerzo que hago hoy da sus frutos solo. Por lo que me subo a mi coche y con más escoltas que ganas de ir, nos abrimos camino hasta donde pacté una reunión con el Chino.

—No creí que llegaría este día—Dice cuando me ve sentarme frente a él.—pedí desayuno para ti también.

—Prefiero hacer rápido esto.—Digo sentándome—Primero te voy a aclarar tres puntos. Primero, yo no te entregaré a Nini, te daré sus direcciones y tu harás el trabajo que quieras. Segundo, saldamos nuestra deuda y tercero, aquí acaba todo, piérdete por algún lugar del mundo, disfruta tus millones pero no te aparezcas nunca más por aquí. 

—¿Y ese desprecio? ¿No quieres pasar tiempo con tu viejo amigo?

—Amenazaste a mi hija mientras que yo a la tuya te la cuide cada día que no estuviste aquí.

—Mínimo si le mataste su madre.

—Quiso creerse patrona, ya sabes tu como acaban los alucines.—Él desvía su mirada, parece pensarlo un momento y finalmente asiente.

—¿Dónde está?—Mis manos tiemblan cuando le acerco el papel, nunca en mi vida hubiese querido llegar a hacer esto. Néstor significó tanto para mí y lo seguía haciendo, hasta que él solo enterró todos esos sentimientos que hoy me obligan a hacer esto. Chino lo lee y sonríe.—¿Y yo como sé que es real?

—Te toca creer.

—¿Así como la vez anterior?

—Has lo que quieras, yo ya cumplí, no nos dejas en paz y esta vez si te mato.

Sin más, me levanto de ahí y me marcho viendo por última vez a Rodrigo Aréchiga Gamboa.

—¿Tanta prisa? Pensé que extrañabas...

—Arranca antes que le avisen que le decomisé todo el armamento.—Pancho se ríe.

—algo siempre tienes que hacer, eres terrible.

La China | El Nini 09|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora