-¡Mira quien eres, valora la mujer que eres, deja de meterte con puro pistolera flaca!
-Ni tu ni nadie me dirá qué hacer de mi vida.
-¿Esto es lo que quieres ser? ¿Una corriente pistolera? Eres una Zambada, Lucero, no puedes acabar en la demencia y...
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Actualidad | Venezuela "Semana trece"
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Despierto cuando oigo el ruido de los dibujitos de Isabella resonar por el cuarto. Apenas puedo abrir los ojos, recién son las seis de la mañana y la pequeña traviesa me robó mi celular para poner sus dibujitos y así consiguió despertarme.
—Vuelve a dormir, Isa—Susurro enterrando mi cabeza en la almohada. De un salto se pone de pie ayudándose de su propia cuna, me ve observarla con un solo ojo abierto y ríe. Se vuelve a tirar a la cuna escondiéndose y segundos después aparece una manito jugando en el borde de la cuna y haciendo señas.
Me es imposible no reír y acercarme a saludarla. Por suerte de mí no heredó el mal humor por la mañana.
La dejo un rato ahí mientras me ducho con prisa y la puerta abierta vigilándola, sigue mirando mi celular.
Escojo mi outfit de hoy para ir de compras y cambio a mi bebé también. Descansamos un rato más, ya me cansé de hacer solo eso no más.
Cuando Isa se pone molesta la peino con dos hebillitas rositas, le hecho su perfume y bajamos a por su desayuno. Tengo una reserva de leche materna guardada para un tiempo más, desde hace pocos días estoy haciendo que Isa deje el pecho, me da pena pero pronto también estará su hermanitx.
—Buenos días—Pancho entra y deja sobre la isla cuatro bandejas con un desayuno muy típico de aquí.
—Buenos días Pancho, gracias—Digo probando el desayuno. Siento a Isa en su sillita y le doy su biberón.—¿Quieres acompañarme a comprar? Hasta que por fin el doctor me dio el alta.
—Claro. Oye China—Lo miro mal, hace muchos días que no escucho que me digan así.—Con los muchachos recién nos oímos que una empresa en México está buscando accionistas y venden un paquete considerable de acciones. Podrías ser accionista mayoritario y ganar un chingo de lana.
—¿Qué empresa sería?
—FEMSA.
—A la madre.. ¿Y si tengo tanta lana como pa comprar todo eso?
—Me extraña mi China, tienes como para comprarte cincuenta de esas.
—Pues tendría que pensarlo, para eso tendría que regresar a México.—Él me mira asintiendo lentamente y sin pestañear.—Me das miedo.
—¿Nunca te dio curiosidad saber qué pasó?
Niego—Cualquiera de los finales iba a dolerme.
Desde hace tres meses me mantuve completamente incomunicada y aislada del mundo. Podría haber otra pandemia o ataque zombie y yo ni en cuenta. No he tocado un aparato electrónico conectado a Internet y tampoco he dejado que hablen delante mío sobre algo relacionado a Sinaloa.
