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Conduzco hacia la Fiscalía, tengo un par de conocidos allí por lo que sé que no me tomará más de un par de minutos el preparar todo para hacer la entrega

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Conduzco hacia la Fiscalía, tengo un par de conocidos allí por lo que sé que no me tomará más de un par de minutos el preparar todo para hacer la entrega.

Me demoro estacionando y sé que más aun me tardaré en llegar caminando pues estacioné lejos por las camionetas que me escoltan.

Mientras preparo mis cosas para bajar, una llamada me detiene.

—¿Qué pedo Pancho?

—Me llamaron del primer anillo de seguridad, hay camionetas queriendo entrar a la zona, dicen llevar arreglos de rosas.

—Haga la rutina de siempre, investiguen y haz lo que te parezca mejor, estoy ocupada.—Corto la llamada y ahora sí bajo.

Primero intento calmar el llanto de Isabella quien por nada del mundo parece tranquilizarse. Comenzó tan de repente cuando cerré la puerta que probablemente se asustó. Pero intento sobornarla hasta con su comida pero anda que se calma.

—Ándale mi amor, no puedo entrar así a la Fiscalía. ¿Cálmate sí? tengo cosas que hacer por tu bien.

Le canto, le hablo, la reviso, le saco gases y nada que se calma. Ya comienza a preocuparme.

Le quito su ropa en busca de algún signo en su cuerpo. ¿Alguna picadura de insecto tal vez? Pero nada.

Cuando la vuelvo a vestir, un golpecito en el vidrio me distrae.

Siento el corazón en la garganta cuando diviso la figura de un Nini encachuchado del otro lado del vidrio y mirando hacia la Fiscalía.

—¿Abres o abro?—Un convoy de camionetas nos arrebazan y se estacionan delante impidiendo cualquier tipo de fuga. Estoy encerrada por Nini.—Bonito lugar para estacionarte ¿veda?—Dice una vez que le abro y este se sube en el asiento del conductor.

—¿Qué haces aquí?

—¡No! ¿Tu qué haces aquí? ¿Me ibas a traicionar, pinche loca?

—No, porque yo a ti no te debo nada, ni lealtad, ni explicaciones, nada. Y respétame o te hago respetar. Estás muy alzadito para ser...

—¿Para ser qué? ¿El pistolero al que le diste dos hijos?—Me mira con burla y desdén.—Déjate de estupideces y madura, Lucero. Tenemos una hija por la cual luchar pa un mismo lado.

Ruedo mis ojos y termino asintiendo—Ta bien, eso haremos, ahora bájate.

—¿Para que te vayas directo a Fiscalía con el pendejo de tu amiguito? Ni madres—Enciende la camioneta ignorando mis protestas—Debí quebrarme ese cabrón hace mucho.

—No le vas a hacer nada, Nini.

—Por supuesto que sí.

—Néstor..

—¿Por qué llora así?

—No lo sé, me comienza a preocupar—Digo en busca de mi teléfono para marcarle a mamá—¿A dónde manejas con mi camioneta?

La China | El Nini 09|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora