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Actualidad | Culiacán

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Actualidad | Culiacán

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—Ya vete, mi Lucerito, yo cuido a mi nieta.

—No sé amá, no creo que deba dejarla, tampoco deberíamos de ir a territorio ajeno.—Casi que me arrebata a la bebé de mis brazos y siento un vacío enorme.

—Mija ya hablé con los Guzmán, no va a pasar nada.—Papá besa a su nieta después de dejar su radio en el sofá—Ellos ya saben.

—¿Tu dices papá? ¿Y si llora? ¿o si tiene hambre?

—Ya la alimentaste, sabe que esta princesa se da sus siestas eternas—Río al ver como duerme en los brazos de mamá, con su puñito en la frente y la boca abierta—Si llora están a minutos no más. Ve y relájate un rato.

—Pero...

—Pancho, llévatela y me la cuidas—Él asiente y no dejo que me toque cuando se acerca.

Beso la frente de mi niña y con mucho pesar me marcho hacia el famoso laguito donde mis hermanos ya están.

Al llegar, no me alerto por ver tantas camionetas, solo yo traigo un convoy con seis camionetas. Antes de que supiera que estaba embarazada, las cosas estaban calientes para mí y estas son las primeras veces que salgo por lo que si fuese por mí, hasta traería más.

Bajo de la camioneta y mando a bajar la bebida y los six que traje, si bien yo no puedo beber, todo por cumplirle los antojos a esos canijos de mis hermanos.

—¿Que hubo plebe?—Chente pasa su brazo sobre mis hombros y me pasa un trago de su vaso.—Mira que cura estamos agarrando—Asiento viendo como algunos preparan ceviche, según ellos, y otros nadan en el laguito, pero todos beben.

Las trocas pasan corridos, principalmente los de Sera, hasta donde llegué a escuchar.

—Cuñada ven, aquí dicen que llegó el mal genio de la familia.—Agarro una lata vacía y se la tiro por la cabeza a Mayito quien se queja y me devuelve un chapuzón de agua.

No me quejo pues el sol ya calienta y no hay mucha diferencia entre el sobretodo enrejado que traía encima de mi bikini.

—Así es él, te critica pero luego luego cuando te necesita, dice amarte.

—¿Y yo cuando te necesité a ti?—Alzo una ceja haciéndole acordar que hace apenas tres días lo tuve que soportar pedo en mi casa porque si llegaba y Gris lo veía así, se lo madreaba según él.—Ah pues...—Rascó su cabeza y simplemente me fui de ahí oyendo como Gris le cuestionaba a qué me refería.

—Mi Lucerito, ven—Chente me llama—Prueba—Me da del ceviche y dudo si ser tan confiada o no, hoy es el primer día que veo a mis hermanos cocinando.—¿Si te gustó?—La ilusión que le hace no me deja mostrarle la arcada que me produce, está extremadamente salado y ácido, además de caliente.

La China | El Nini 09|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora