-¡Mira quien eres, valora la mujer que eres, deja de meterte con puro pistolera flaca!
-Ni tu ni nadie me dirá qué hacer de mi vida.
-¿Esto es lo que quieres ser? ¿Una corriente pistolera? Eres una Zambada, Lucero, no puedes acabar en la demencia y...
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Actualidad | Culiacán
"Semana dieciocho"
°°°
Oigo risas detrás de mí y me doy la vuelta encontrándome a quien menos quería ver.
Ay Dios.
Si los Guzmán están aquí ¿Néstor también?
Inconscientemente me tenso en los brazos de mi hermano que lo nota y me abraza con más fuerza por mis hombros.
—Un gusto verte con bien, Lucero.—Asiento ante lo dicho por Ovidio.
—¿Él está aquí?—Le susurro a Vicente.
—¿No sabes?—Miro confundida a mi hermano y un poco de medio me dio cuando se miraron entre los Mayitos—¿Sucedió algo?
—Pasaron muchas cosas desde que te fuiste.—Se limitan a responder y una extraña sensación se instala en mi pecho pero como a todo últimamente, le resto importancia.
Si quiero llevar a término este embarazo sin volverme loca no más me toca restarle importancia a todo prácticamente. Con lo que me cuesta no andar enojada.
—Nos dijeron que no volvías más—Dice Iván.
—Era la idea—Papá nos invita a sentarnos, por suerte la sala es grande y cabemos todos y hasta algunos que ni siquiera deberían estar. ¿Qué con los Guzmán aquí?
—Estamos aquí para darle apoyo a mi padrino, no me imagino estar en su lugar, con un hijo en el hospital y obligado a bajar.
—No ayudes tanto—Ovidio regaña a Alfredo que parece que fue el único que se percató de mi recelo hacia ellos—Me da gusto que hasta recién aparezcas—se acerca a mí y me ofrece un abrazo—sé cuanto te hubiese dolido ver lo afectado que quedó Nini con la pérdida de Consuelo—Me susurra al oído y todo mi cuerpo vuelve a tensarse.—Tranquila, no te culpo por lo que hiciste, estabas en crisis—Dice al separarse.
¿Y este qué? A mí no me va a dejar frente a mi familia como si me estuviera disculpando, menos por matar a la perra esa.
—La neta Ovidio, me vale madres lo que pasó con tu amiga y con Nini, estoy aquí por cosas realmente importantes.
Papá me mira mudo y mis hermanos disimulan la risa, Ovidio vuelve con sus hermanos y no puedo disimular mi fastidio.
¿Afectado por la muerte de la perra esa? ¡Si ni un pinche escolta le interesó ponerle!
—¿Cómo va ese bebé? ¿Ya sabes que será?
—Vicente, ni siquiera tiene un indicio de barriga y ya quieres saber qué va a ser—Le dice mi mamá y se ríen.
—Aunque no crean ya lo podría saber—Todos miran mi vientre y luego mi rostro—No estoy bromeando, tengo dieciocho semanas.
—A ver, tu tienes veinticuatro añotes bien vividos ¿qué es madre de dieciocho semanas? (no me acuerdo cuantos años tenía lucero o si especifique)
