-¡Mira quien eres, valora la mujer que eres, deja de meterte con puro pistolera flaca!
-Ni tu ni nadie me dirá qué hacer de mi vida.
-¿Esto es lo que quieres ser? ¿Una corriente pistolera? Eres una Zambada, Lucero, no puedes acabar en la demencia y...
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Actualidad | El Álamo
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-Hay que hacerte un monumento, que chulada de mujer la mía.
Él me admira, en sus ojos puedo ver además del deseo, el orgullo y admiración con el que siempre me miró. Y no puedo resistirme más a los estragos que me genera, Néstor siempre va a ser Néstor.
Ahogo un gemido cuando con desespero besa mi cuello, hace un camino hasta mi hombro y luego el valle de mis pechos, verlo allí concentrado en disfrutar de mi piel y nuestra cercanía me prende muchísimo. Solo deseo tirarlo a la cama y sentirlo.
No me prohíbo de aquello y entre besos y caricias vamos a la cama. Con cuidado me subo sobre él y mientras siento sus manos recorrer cada parte de mi cuerpo, me encargo de quitarle su ropa.
En la habitación solo se escuchan nuestras respiraciones agitadas mezclado con el sonido de nuestros besos.
Tiemblo cuando me pone debajo de él y sus manos van hacia mi humedad, juegan con mi ropa interior hasta que sin más, rompe mi braga y mi sostén. Su boca juega con mis pechos y solo puedo abrazarme a su espalda susurrándole la oído cuanto em gusta cada cosa que me hace.
-Te necesito, Néstor.-Entierro mis uñas en su espalda y rodeo su cadera con mis piernas, aunque no se pega tanto a mí como quisiera. Me da la vuelta dejándome sobre él, sintiéndolo completamente sobre su bóxer el cual quito con desespero.
-¿Qué necesitas, mi amor? Pídemelo.-Se mueve debajo de mí tentándome. Me niego a rogarle.
Sus manos van a mi cabello y se reincorpora para jugar otra vez con mis pechos. Me toma por la cintura para subirme un poco y restregar su masculinidad con mi intimidad.
-Quiero sentirte dentro de mi, mi amor-No tengo que repetírselo de nuevo cuando se hunde en mí despacio.
De solo sentirlo tiemblo sobre él, da unas embestidas lentas hasta que me mira fijo, sus ojos negros me derriten al verme así de serio, venas se marcan en su cuello y las que ya son notorias en sus brazos, ahora lo son más.
Muerdo mis labios y no me resisto a moverme más rápido sobre él. Sintiéndonos completamente.
No sé cuanto tiempo estamos así, disfrutándonos, siendo uno solo entregándonos al placer, al deseo y seguramente al amor que nos tenemos el cual se ve reflejado en cada beso, cada caricia y cuando me abraza al llegar a nuestro orgasmo.
-Te amo tanto mi chula.-Abro mis ojos, me separo un poco de él y aun entre sus brazos le doy un beso cortito en sus labios.
-Yo también, mi amor-No sé si es el embarazo, el haber estado reteniendo tanto tiempo mis emociones o el sentirme tan segura como ahora pero lágrimas traicioneras salen de mis ojos.
