-¡Mira quien eres, valora la mujer que eres, deja de meterte con puro pistolera flaca!
-Ni tu ni nadie me dirá qué hacer de mi vida.
-¿Esto es lo que quieres ser? ¿Una corriente pistolera? Eres una Zambada, Lucero, no puedes acabar en la demencia y...
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Actualidad | Rancho del Nini
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Lloro, sólo lloro sin que nada me importe. Ni la cantidad de escoltas que me puedan oír, ni el ruido que pueda hacer, que las pestañas se me vayan a salir o quedar como una débil si el idiota de Néstor me llega a oír. El dolor que traigo es tanto y cala tan profundo de mi ser que sólo puedo reaccionar cómo una niña desprotegida, ya no tengo una imagen que mantener porque ni siquiera puedo.
El dolor de perder un hijo es inexplicable e imposible de apaciguar u olvidar y si te lo arrebataron por tu culpa a ese dolor se le suma la culpa y la ansiedad no ayuda.
—Lo siento, no pensé que...
Dejo de cubrir mis piernas y de esconder mi rostro en mis piernas cuando lo escucho. Él solo mira como estoy devastada, sentada en las escaleras de su rancho.
—¿Cómo fuiste capaz de pasar por el lugar donde asesinaron a tu hijo? ¡¿Acaso a ti no te afectó?!—Me mira con pena y no habla. Por primera vez no tiene palabras para excusarse.—No sé si fue por cruel o sínico.—Apenas y puedo hablar culpa del maldito llanto—Si a ti no te importó que en esa maldita terracería mataran a nuestro ¡Pues a mí sí! Una parte de mí acabó ahí también y ninguna madre merece que le hicieran eso. ¡Maldito desalmado! No tienes piedad ni para con tu propia familia.—Él sólo me mira y más me enoja que no tenga reaccionar. Me mira sin más.—¡Reacciona pende...!
Me pongo de pie dispuesta a golpearlo pero antes me detiene.
—¿Quieres que hable? Pues me vas a escuchar—Toma con fuerza mis muñecas y finalmente me enfrenta—Mi vida acabó el día que nos mataron a Iker, me acabaste de rematar cuando fingiste seguir tu vida conmigo y un día te largaste sin avisarme, cuando busque y busqué lo que quedaba de mi familia y sólo me dijeron que te dejara ser feliz, que tu ya te habías recuperado de lo que yo mismo te causé. ¿Y quién me ayudaba a mí? ¿Crees que alguien em preguntó cómo me sentía? Soy el Nini, el que puede con todo, el que tuvo que ayudarse y salir como pudo porque a nadie le interesó, no tuve un motivo para seguir sólo que no me dejaron morir. Soy el pinche escolta que el día que se quiso pegar un balazo por no soportar la culpa de que mataran a mi niño y me descubrieron , apropósito me enviaron a buscar a la esposa de mi patrón cuando salió del hospital porque le nació el plebe.
Sacude mis muñecas y sé que se niega a demostrar que sus ojos tienen lágrimas, están rojos.
-—¿Te piensas que he tenido algún momento para parar y pensar en todo lo que pasó? ¿o para hacer cambios para no enfrentar mi realidad? ¡Pues no! ¡Tuve que hacerme más fuerte porque fue otra chingadera que me tocó vivir! ¡Y haga lo que haga nada me va a devolver a mi niño, mi campeón, mi heredero! Llore, mate o me cambie de rancho, Iker no va a volver, Lucero. Y te entiendo, pensé más en la pronta seguridad de nuestra bebé que en nuestros malditos traumas y recuerdos.
