-¡Mira quien eres, valora la mujer que eres, deja de meterte con puro pistolera flaca!
-Ni tu ni nadie me dirá qué hacer de mi vida.
-¿Esto es lo que quieres ser? ¿Una corriente pistolera? Eres una Zambada, Lucero, no puedes acabar en la demencia y...
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22 de Agosto de 2023 | Culiacán
"Últimos nueve capítulos"
°°°
—Tranquila, mi amor. Respira hondo y no pierdas la calma ¿Sí?—Él acaricia mi cabello y toma una de mis manos entre las suyas—Todo está bien, yo estoy aquí.—Mamá, quien está sentada en la sala de la habitación de la clínica, nos mira con ternura.
—Néstor—Acaricio su mejilla—Yo estoy tranquila, amor.—Él suspira.
—Pues yo no—Admite.—Que chingona eres de saber que vas a entrar a quirófano y...
—Ya mejor no sigas—Le digo. Soy valiente pero tampoco tan así.
Él me sonríe y besa mi frente.
—¿Quieres que te traiga algo? ¿Comida, teléfono, tablet, algo?
—No puede comer, Néstor—Le avisa mi mamá dejando de lado lo que estaba haciendo. Avisa que irá a buscar a mis hermanos que están perdidos en el primer piso y se marcha.
—¿Cómo te sientes?
—Muy diferente a cuando me tocó dar a luz a Isabella.—Confieso recibiendo sus caricias en mi mano y mi cabello—No siento dolor, estoy teniendo un proceso humanizado y respetado, tengo la contención que siempre quise—Estiro mis labios para que me bese y lo hace,
—Perdón por no haber estado allí contigo esa vez.
—Tu ni siquiera sabías que ibas a ser papá—Acaricio su mejilla—No te preocupes.
Respiro hondo cuando una contracción que me interrumpe. Hasta hace cinco segundos atrás que no sentía tanto dolor.
(...)
Mi mano entrelazada a la de Néstor no se separa en ningún momento. Desde que entró al quirófano donde ya estaban los médicos y enfermeros listos para recibir a mi bebé, mi novio ha estado dándome palabras de aliento y literalmente su mano.
—En la siguiente contracción, puja Isabel—Asiento ante la indicación de mi doctor. Tomo aire y noto como Néstor lo está mirando mal hasta que se concentra en mí otra vez.
—Vamos mi amor, una más que eres una chingona.—Besa el dorso de mi mano y no transcurren más de treinta segundos cuando una contracción me invade.
