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Sonreí de boca cerrada a la enfermera que me crucé al momento de querer ingresar a la habitación a lo que ella muy forzadamente me la devolvió mientras sujetaba una tabla de apoyo a la altura de su pecho con ambas manos.

Doy tres golpecitos a la puerta al ver que su vista estaba fija en alguna parte de la pared sumamente blanca. Sus ojos viajan a mí una vez escucha los golpes para luego bufar por lo de abajo.

-Hola, hola -dije muy alegre mientras me adentraba a la habitación y sentarme en la incómoda silla que esta aun lado de su camilla.

Él en ningún momento me despegó la mirada, era como si no quisiese perderse ni uno de mis movimientos. Su mirada me demuestra lo molesto que está por no haberle hecho caso.

—Eres una testaruda de primera —empieza a reclamar, negando repetidas veces con la cabeza—. ¿Acaso no te pedí que no vinieras?

Hoy, antes de haberme ido a casa para arreglarme para ir a clases, Damon me dijo, no más bien me advirtió que no me quería ver más por hoy, que me quedará en casa y descansará, pero aquí todos sabemos que no le haría caso.

—Sabias que aún diciéndolo iba a venir —le contesto con ironía—. Mejor dime ¿Como te sientes? —empecé el interrogatorio el mismo que eh seguido en estos últimos dos días.

Puso los ojos en blanco.

—Bien, Abrahel, me siento bien —contesta mirándome.

—¿Te duele algo? —él niega, pero yo dudo un poco, después de todo tiene un brazo fracturado junto a una contusión cerebral leve lo que provoca que en ratos le duela la cabeza.

Y como si hubiera visto mi preocupación atravez de mis ojos, me da una sonrisa reconfortante.

—Dime ¿Como te fue hoy en el colegio? —decide por cambiar el tema. Me encojo de hombros.

—Bien.

—¿Bien?

—Ya sabes —desvío la mirada unos segundos a la hematoma que tiene un su pómulo derecho—. Lo mismo de siempre.

—¿Y la detención? —pregunta con curiosidad. En estos momentos tendría que estar en el instinto cumpliendo con el castigo sino hubiera paso lo del incidente.

—Mamá habló con él señor Miller —me limite a decir, pero en cuanto frunció su ceño entendí que quería saber más.

—¿Y que le dijo?

Me encogí de hombros dándole el menor de las importancia.

—Que mañana me quiere después de clases para terminar con los últimos detalles para que el lunes ya esté listo para los clubes —le suelto sin más mientras arrastro la silla aun sobre ella para acercarme más a la camilla de Damon.

Después Damon me empezó a contar el como él y Daniel se metían en problemas solo para fastidiar al señor Miller, que, por lo que me contó, me quedo claro que aún pasando los años sigue siendo igual o más mezquino que antes, también me quedo claro que todo lo que tenga que ver con el apellido Canwell él detesta y por ello no le caigo bien yo.

Aquí entre dos, al principio cuando Damon junto a su abuela llegaron a la casa no me caía bien, de echo me costó acostumbrarme a verle por la casa, simplemente no me gustaba verle y menos cuando veía como se llevaba tan bien con Daniel quien al igual que ahora me odiaba; la cosa es que, le empecé a guardar rencor y más cuando al igual que Daniel este me empezó a evitar como si yo no existiera cosa que me molestó más y bueno... puede que allá sido solo un poco, repito, solo un poco odiosa para con él a tal punto que lo llegaron a regañar por mí culpa, pero en mi defensa solo era una niña de nueve años que creía que me estaba robando la atención de todos incluyendo las de mis hermanos.

Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora