Decir que hoy a sido uno de los mejores días de mí vida seria pura mentira de mí parte, de hecho creo que este día se a vuelto uno de los peores para mí, pero más para Eli.
A tal punto que llegó a decirme que no quería ir a la cafetería, la entiendo, ir a ese lugar solo haría que todos empezaran a murmurar y mirnos como sí quisieran atrevernos con ella, cosa que también prefiero evitar, ya tengo suficiente con aguantar en las clases.
Ahora me encuentro recorriendo los ya desolados pasillos del colegio puesto a que las clases acabaron hace diez minutos atrás. Lo único que escucho son mis pisadas y una que otra voz lejana que voy dejando atrás con forme voy avanzando.
Doblo a la izquierda y luego a la derecha una vez llegó al final del pasillo. Recuerdo que mí primer semana aquí siempre llegaba tarde a las clases ya que me perdía por estos mismos pasillos ¿Pero me pueden culpar? No, se supone que este es uno de los mejores colegios de la ciudad y ni un mugroso croquis pueden dar.
Me empiezo a agarrar el cabello en una coleta baja una vez veo la ultima puerta del pasillo abierta, la misma a la que voy yo, pero me detengo a medio pasillo cuando la veo salir del aula acomodándose la camisa blanca y luego pasar su dedo por debajo de su labio inferior limpiarse el labial corrido.
Ni siquiera voy a preguntar que hacia allí, ya me puedo dar una idea.
Deje salir un suspiro cuando la pelirroja se da cuenta de mí presencia en el medio del pasillo y sonríe engreídamente enseñando sus dientes blancos en lo que, a pasos certeros y lentos empieza a caminar hacia mí dirección.
-Abrahel, querida -saluda con voz dulce y yo fruncí el ceño. jamás habíamos cruzado palabra.
-Samantha -dije entre dientes mirando a tras suyo como el pelinegro se apoyaba en el marco de la puerta y sobre todo la vista en nosotras... más bien en ella.
Regreso la mirada a ella para encontrarla sonriendo aún más, pero esa sonrisa duró poco.
-¡Oh, por dios! -chilla ella, sorprendiendo me-. Mira el tamaño de esas ojeras... -doy un paso hacia atrás por inercia cuando ella intenta tocarme el rostro, ella hace una mueca. Según yo había tapado muy bien las ojeras con maquillaje, ya veo que no-. Se que ha de ser difícil para ti -fruncí el ceño- ya sabes, con eso de los rumores y todo eso -explica-. Pero que no te afecte, solo son rumores ¿no?
-Para ti es fácil decirlo ya que no estás en mi lugar -antes de notarlo, ya lo había dicho. La pelirroja frunce el ceño.
-Tienes razón -baja la mirada al suelo unos instantes-. No estoy en tu lugar y me alegro de no estarlo.
-¿Qué...?
-Tengo clases -se limita a decir, regresando su sonrisa-. Nos vemos, Abrahel.
Pasa aún lado mío, pero antes me barre por completo con la mirada. Aunque quiera, no puedo comprender a nadie de este maldito colegio.
Miro por sobre mí hombro y miro como la pelirroja se empieza a alejar meneando sus caderas. No lo negaré, ella es linda, demasiado, creo que para todo hombre ella sería su tipo ideal... ya saben, es alta, curvelinia, rasgos que la hacen ver delicada, pero no frágil y su postura que hace que se vea elegante y la seguridad que siempre carga la hacen ver demasiado atractiva, incluso para mí, además que es pelirroja que, por alguna razón siempre a los hombres les encanta.
Regreso la mirada a donde el pelinegro sigue esperando en el marco de la puerta, con la vista puesta en mí... ¡en mí! Y no en la pelirroja que se está alejando y que minutos atrás salió por la misma puerta en la que él se encuentra.
Un hormigueo me recorrió cuando sus ojos me recorrieron todo mi ser con suma lentitud, determinación y seriedad que incluso hicieron que mis piernas flaquiaran ante su penetrante mirada.
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Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]
CasualePara Abrahel todo esta resuelto, ella cree que nada ni nadie puede hacer que su vida de color "rosa" se vaya por el caño, pero todo cambia cuando un chico peligrosamente atractivo y misterioso aparece en su vida. Un Allister. ¿Que pasará? ¿Todos los...