42

1.5K 83 15
                                    

Recomiendo escuchar la canción en la parte donde se menciona

[♡.]

Mi respiración cambió, mí corazón empezó a latir más rápido y puedo decir que, algo de mí se removió al verlo...No, al ver su sombra sobre mí cama, tan tranquilo, tan Pacífico como si no estuviera en la habitación de la hija del hombre que su padre tanto detesta.

No es miedo, no es pavor, sino más bien curiosidad, intriga y unas ganas enormes por saber como fue capaz de llegar hasta aquí y sobre todo del cómo fue que supo que esta es mí habitación.

Como si mis piernas tuvieran vida propia, empecé a dar pequeños pasos hacia él y cada vez que me acerco más un hormigueo y un calor empezó a expandirse por todo mí cuerpo.

Elrik es él primer y estoy segura que él último chico que ha estado aquí, en mí habitación y nunca me pasó por la cabeza tan siquiera traer a uno, pero como ya antes he dicho, Elrik hace que quieras hacer todo lo que está mal y el que él esté aquí, está mal.

Muy mal.

Él es la representación del mal.

—¿Y bien? —su voz, su estupida voz que podría hacer que cualquiera caiga a sus pies, vuelve a sonar.

Me detengo justo enfrente de él y entre sus piernas. Tuve que bajar la mirada para poder verlo y encontrar esos ojos que por la escasa luz, se ven negros y no pude sentirme poderosa al tenerlo así, sentado mirándome con una intensidad latente en su mirada.

—¿Y bien qué? —pregunté entre un susurro sintiendo como todo el calor se empieza a acumular entre mis piernas.

Puedo ver como una sonrisa malévola, una que se a la perfección lo que significa y lo que me deja saber que es lo que está pasando por su cabeza.

Sin perder tiempo, sube ambas manos a mis caderas y me hala más a él quedando su hermoso rostro peligrosamente cerca de mí pelvis. Sin mentir, puedo sentir su aliento en esa zona algo que solo hace que el calor aumente y una corriente de electricidad pase por cada parte de mí cuerpo.

¡Estoy en problemas!

—¿Te desnudaras para mí? —trago saliva. Mi mano se va directo a su hombro cuando su otra mano se cuela por la abertura del vestido y empezar a subirla por mí muslo muy, pero muy lento sin dejar de mirarme—. ¿O tendré que hacerlo yo?

Mi clitoris empieza a palpitar ante esas palabras y yo me prendo más en calor, aferrándome a su hombro como un intento por no dejarme llevar por todo lo que estoy sintiendo por su tacto, por su mirada, por palabras.

—¿Tantas ganas tienes de quitarme el vestido? —cuestione sin apartar un solo segundo mi mirada de él. Sus dedos llegan hasta el elástico de mis bragas y me estremezco.

—No pongas a prueba mi paciencia, Abrahel —su voz fue dura y demandante—. Que sí por mí fuera ya te hubiera quitado ese vestido hace horas atrás. He aguantado mucho y ahora lo único que quiero es a ti, desnuda.

Suspiro y veo la lujuria, el deseo y las ganas de follarme aquí y ahora palpitante en sus ojos. 

Me inclino hacia adelante mientras una sonrisa pícara aparece en mi rostro, subo y pongo mi rodilla demasiado cerca en su entrepierna y por inercia su mano, la misma que segundos atrás estaba colándose por mi vestido la lleva hacia el colchón, aún lado de él para tener estabilidad cuando lo empujó sutilmente hacia atrás y así poder quedar cerca de su rostro.

Mí mano empieza a deslizarse desde su hombro hasta su pecho y luego su abdomen donde me doy cuenta que, ahora está vestido diferente que hace unas horas atrás.

Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora