Veo como Adrik se acerca a su camioneta negra donde una chica de cabello ondulado, alta pero no tanto como él y delgada se mantiene cruzada de brazos a la altura de sus pechos y recargada en la puerta del copiloto, lo mira con una sonrisa radiante.
Adrik se le acerca, le dice algo, ella asiente y después me miran ambos haciéndome fruncir el ceño, ¿Le digo algo de mí? Pues claro que sí, de ser así no me hubieran volteado a ver.
Solo cuando sus ojos azules se conectan con los míos es que me doy cuenta que ya la había visto antes. Le dedico una sonrisa ladina y ella me la devuelve de inmediato.
A pasos lentos y querido que por arte de magia el tiempo pase rápido y así acabar con la incomodidad que se que voy a sentir en todo el camino, llego a donde ellos están. Adrik le pasa una mano por su espalda baja y la incomoda empieza a ser evidente en mí rostro.
—Bien... —empieza a decir mí hermano entusiasmado—. Hermana ella es Sheila, mí novia —y la mirada de la ojiazul se iluminan por la forma en la que mi hermano me la presentó —. Y Sheila, ella es Abrahel, mí hermanita.
Me contengo por no lanzarle un golpe.
—Me alegro por fin conocerte, Abrahel —su voz es delicada—. Adrik me ha hablado mucho de ti.
—Claro... —miro a mi hermano y el solo se encoge de hombros, despreocupado—. Recuerdo que la primera vez que te vi fue en la carrera ilegal que hubo hace unos meses.
Los ojos verdes de Adrik me miraron como una advertencia silenciosa para que mantuviera callada.
—¿Tú estuviste allí? —pregunta un poco confundida.
—Sí, todavía recuerdo como vomitabas hasta tu existencia en la entrada del autódromo —dije tan rápido que cuando me di cuenta de lo que dije me llevé una mano en la boca sin creer que eso hubiera salido de mí.
Yo y bocota.
El rostro de quien ahora se que se llama Sheila se tiñe de rojo por la vergüenza y que Adrik solo me dedicará una mirada asesina.
—Pero no creas que soy de ese tipo de personas que se deja llevar por las primeras impresiones, eh —me apresuro a decir, pero ya la cague.
Un incómodo silencio reino en el lugar y fue aún más incómodo cuando Adrik dijo que nos subieramos a la camioneta mietras él metía la maleta en la cajuela, la cosa fue que, fue aún más incómodo cuando ambas subimos.
—Adrik me contó que te gustan las mariposas —comenta tomandome por sorpresa. Su voz fue tranquila, pero notoriamente incomoda buscando establecer una conversación.
Me acomodo en el asiento de atrás y mis dedos empiezan a pellizcar la tela de las medias térmicas que tengo dado que hoy hace demasiado frío, pero es lógico puesto que ya estamos en diciembre.
—Como no tienes una idea —contesto y ella gira su cabeza hasta quedar entremedio de los asientos delanteros. Sus ojos son hermosos.
—No suelo hacer esto pero... —extiende una mano hacia mí dirección y mí rostro se vuelve de confusión al ver que entre su mano hay una cadena dorada con un dije de una mariposa monarca—. En cuanto la vi recordé todas las veces que Adrik me ha hablado de ti así que...
Negué varias veces al entender lo que quiere decir.
—No tenías que hacerlo —miro la cadena y en verdad es hermosa—. Es muy bonita, pero no la puedo aceptar.
—Por favor —pide y en la forma en la que me mira me obligo a tomar la cadena—. No quiero que te veas obligada a usarla o que creas que lo hago por querer caerte bien aunque, en verdad quiero llevarme bien contigo.
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Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]
De TodoPara Abrahel todo esta resuelto, ella cree que nada ni nadie puede hacer que su vida de color "rosa" se vaya por el caño, pero todo cambia cuando un chico peligrosamente atractivo y misterioso aparece en su vida. Un Allister. ¿Que pasará? ¿Todos los...