Epílogo

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Damon.

Todo el tiempo tengo ese recuerdo, esa imagen, imágenes que se repiten constantemente en mi mente que me torturan día y noche, y que con cada día me enferman por querer robar lo que a mi me robaron.

Cada vez que me acuesto deseo olvidar, olvidar ese día, olvidar todo lo que he tenido que hacer, todo el daño que he provocado solo por estar cerca de quienes me arrebató todo. Quienes hicieron mi vida en pedacitos hace ya tantos años atrás, cuando apenas era un niño.

Entiendo a ese chico. Lo entiendo más que a nadie porque, si bien no pasamos por lo mismo, otros nos arruinaron la vida. No lo juzgo, no lo critico y  no pienso mal de él por querer venganza con sus propias manos porque es lo mismo que yo he buscado por años.

Venganza.

Venganza por los Douglas. Venganza por los Allister. Venganza por los Canwell.

Tres hombres reducieron mi vida a nada y uno de ellos ahora mismo ya no respira. Esta muerto.

Miro sus frágiles manos temblorosas alrededor de sus piernas, con sus muslos pegados a su pecho y su cabeza enterrada entre sus rodillas mietras su cabello recogido en un chongo ahora se encontra enmereñado y con algunos mechones castaños sueltos cayendo a sus costados pareciendo miserable.

Se ve tan pequeña, tan lastimada, tan asustada, tan frágil, tan herida como adentro y fuera y llena de rabia que parece que se romperá en mil pedazos, sí esque ya no lo está por dentro. Y así es como la necesito. Lastimada y llena de coraje. Que viva de hoy en adelante con esos dos sentimientos como recordatorio de lo que vivió hoy y de quien no debería de confiar.

No sé mueve o nos devuelve la mirada cuando hombres armados y uniformados entran después de mi y se mueven con tan rapidez y sigilo hacia los cuerpos ahora sin vida que se encuentran tirados en el suelo.

Sangre. Mucha sangre derramada por doquier. En el suelo, en las paredes y sobre todo en su cara ropa de diseñador.

Y muchas balas por doquier, como si hubiera habido una guerra aquí adentro.

Miles de veces soñé con este momento, en donde por fin Eduerdo Douglas fuera traicionado por quien creía que tendría en la palma de su mano. Él pensó que Elrik era un peón fácil de manipular y resultó siendo él el peón en el tablero de Elrik Allister.

No creí que ese niño me fuera a hacer tan útil.

Lo subestime.

Y ahora tendré que dormir con un ojo abierto pues es cuestión de tiempo que se de cuenta quien soy yo quien está detrás del telón. Cuando se de cuenta que él esta en mi juego del tablero.

Cuando se de cuenta que soy un lobo disfrazado de oveja y que le robare lo único que le queda y ama. Abrahel.

Tomo entre mi mano la pulsera de oro blanco que le pertenece a ella y que tuve que quitársela a las malas a aquel bastardo de las manos cuando estaba a punto de irse de este lugar y que ahora la tengo guardada en mi bolsillo, envuelta en un pañuelo.

Amo verla de esta manera. Tan desprotegida y tan callada que parece una linda muñequita. Como siempre debió de ser.

Alguien a mis espaldas me dice que me detenga, que no debería de estar aquí, pero lo mando a la mierda y empiezo a caminar hacia el rincón donde esta ella. Sola.

Sus hombros están tensos y su cuerpo se mueve sutil, pero tan familiar que se que está llorando. ¿Qué hice mal? ¿Por qué a mi? ¿Por qué? ¿Por qué Daniel? ¿Por qué Elrik?, Se que es lo que se está preguntado en esa cabecita suya. Se está atormentado a sí misma.

Disimulo una sonrisa. Sí sigue así, para mí y así poder moldearte a mi antojo, a mi merced.

Pasando de largo a los soldados y a la voz que se muy bien a quien le pertenece, hablándome o gritandome, no lo sé, desde mi espalda. Solo mantengo los ojos puesto en la Canwell que desde años me ha tocado los huevos con sus imprudencias y que me han costado caro y uno de ellos fue hace meses y que aquellos quienes fueron comprados por el dinero sucio de Eduerdo, lo pasaron como un puto "accidente" cuando no lo fue. Casi me costó la vida.

Mi cuerpo entero se siente caliente como sí fuera algo a punto de explotar con cada paso que doy hacia ella.

Me quito el saco que tengo encima, me arrodillo enfrente de ella y sin perder tiempo se lo pongo entre sus hombros y paso mis brazos por ella hasta atraerla de mi sin siquiera mirarla a sus ojos. No es necesario que los mire para darme cuenta de lo destrozada que está.

No tardó mucho en pasar sus brazos por detrás de mí y aferrarse a mi, como si fuera lo único que le quedara y pronto así será. Ella será mía. Mi perfecta y obediente muñequita.

La escucho sollozar contre mi pecho y empuña sus delicadas y pequeñas manos a mi camisa blanca con fuerza. Puedo sentir el temblor de sus manos.

—Aquí estoy, Abrahel —susurro en voz suave antes de dejar un beso casco sobre su cabeza, dándole la calidez que quiere—. Aquí estoy para ti y solo para ti.

No contestó, pero la sentí relajarse entre mis brazos y me abraza con más fuerza, déjandome... dándome el privilegio de verla vulnerable, necesitada y quebrada sin saber que eso es lo que quería, que esperaba. Sin saber que eso me hace retorcerme de una manera retorcida dentro de mi. Mía. Mia por fin.

Anhelaba verla así. Deseaba y saboreaba por este dia desde que la vi.

Desde el momento que la vi hace nueve años. Con aquellos ojos enormes color castaños llenos de vida, felicidad, pero también vacíos. Desde que me di cuenta que ella sería mi pieza maestra. Mi pieza preferida.

—No me falles tu también, Damon —dice en voz apagada—. No me dejes sola.

Sonrío sin poder evitarlo mietras la apreto contra mi, fingiendo que no me regocijo por su dolor.

—Jamás —soy un puto enfermo—. Te lo prometo.

Jamás dejaré que salgas de mis garras, Abrahel, no antes de tomar todo lo que quiero de ti.

Esto será demasiado divertido.

¿Cual será tu próximo movimiento Elrik? ¿Y qué harás cuando te des cuenta que ella ya no es tuya, sino mía?

Que empiece el verdadero juego.






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Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora