30

1.5K 91 14
                                    

-Espérame aquí -me dice tratando de no escucharse exigente, cuando su celular empezó a sonar-. Vuelvo enseguida. No te muevas de aquí -asenti.

Lo vi como se aleja unos cuantos metros de mí y contesta. Se que no quiere que escuche de ser así no se hubiera alejado tanto.

Nos encontramos en el estacionamiento del estadio. Puedo ver autos de todo tipo aparcados aquí.

Una familia de tres pasa a mí lado y no pude evitar sonreír al ver que él niño no pasado de ocho años que va en medio de ambos padres, tomado la mano de ambos, donde sus padres lo levantan y lo columpian haciendo reír al pequeño.

Si algun futuro llegase a formar una familia, quisiera que fuera feliz, alegre, un hogar.

Borro de inmediato la sonrisa que adormanaba mí rostro cuando me percato que Elrik no me ha despegado la mirada y me lo demuestra cuando me dedica una mirada ladina.

Es un idiota.

El idiota por el cual te mueres.

Inconscientemente bajo la mirada a mis pies y me les quedo mirando a mis botas. Por alguna extraña razón siempre pierdo mis zapatos cuando estoy cerca de Elrik. Primero mis sandalias que, eran mis favoritas, luego mis tenis y espero, en serio espero que está vez no vayan a perder estás botas.

-Cambio de planes, Abrahel -levanto la mirada a él una vez lo escucho hablar. No me había dado cuenta que ya estaba a mí lado.

-¿Eh?

-Hubo un problema en donde íbamos a ir. En su lugar, ¿Qué te parece cenar? -levanto una ceja.

-¿A donde tenias pensado llevarme? -no pude evitar preguntar, metiendo mis manos en los bolsillos de la sudadera.

-Eso ya no importa -dice serio dando un paso hacia adelante, cortando la distancia entre los dos-. Ahora dime ¿Hamburguesas o Hot dogs?

Hice mala cara.

-¿Comida callejera? -cuestione no tan contenta por su elección de comida.

-Y de la mejor -recalca, sonriendo orgulloso.

-Gracias, pero pasó -pongo las palmas de mis manos en su pecho cuando él sin previo aviso toma ambos lados de mis caderas y me hala hacia él.

-¿Alguna vez los has probado? -negue y él hizo cara de indignado-. Con más razón.

-¿Acaso sabes cuántas calorías tienes eso? -pregunto y él me mira sin poder creer lo que estoy diciendo.

-Anda, vamos -trata de animarme-. Conozco un lugar no tan lejos de aquí.

Deja un beso rápido en mí frente y toma mi mano para enseguida obligarme a caminar casi arrastras por todo el estacionamiento.

-¡Elrik! -proteste.

Pero no me hizo caso, de hecho lo escuche soltar una risitas ronca mientras yo ponía resistencia en todo el camino, claro, me rendí por completo cuando llegamos a su auto negro, sabiendo que cualquier intento por hacerlo cambiar de opinión seria en balde. Él ya estaba decidido a llevarme a ese lugar.

-No quiero cenar eso, Elrik -sueno como una niña de seis años haciendo un puto berrinche.

-¿Te pregunté? -cuestiona haciendo que me cruzara de brazos y que lo mirara mal-. Muy bien, hagamos algo... -dice después de mirarme por unos segundos en silencio-. Vamos, pides algo y...

Abrí la boca para protestar, pero antes de eso, él me calla poniendo su dedo índice en mis labios, haciendo que los apretara en una fina linea.

-Primero escúchame... -pide quitando su dedo de mis labios y sacar las llaves del auto de su bolsillo de su pantalón-. Pides algo, lo pruebas y si no te gusta, nos vamos a donde tú quieras ¿Sí?

Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora