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Me mire en el espejo una vez más no muy convencida de lo que llevo puesto.

Tomo el mechón de cabello que cae por uno de mis hombros y lo hecho hacia atrás cayendo por mi espalda.

Hoy en la mañana, a las seis para ser exacta, Eli me llamó diciendo, no, mejor dicho exigiendo que me vistiera del vestido color vino, el cual compre hace meses atrás en una tienda de ropa que apenas estaba inaugurada y que hasta el momento no me había atrevido a usarlo.

Ese día cuando lo vi, me encantó con solo verlo hasta el punto que sin pensarlo me lo probé y si antes me encantó todo cambio cuando me lo vi puesto, me fascinaba. El vestido es simple, pero bonito es de tirantes por lo que mi clavícula y gran parte de mi torso queda al descubierto, se ajusta demasiado bien en la parte de mi cintura haciendo que se acentúe más.

El vestido es corto, demasiado para mí gusto, creo que es por esa razón que no estoy muy segura si ir con el a esa mentada fiesta.

Baje la mirada a mí muñeca la misma en la que el día de ayer Tynan puso la pulsera.

Esta de más decir que Tynan es el chico por la cual toda chica suspira por él y por ello, cuando él me dio la pulsera a la vista de todos sentí que se me iba el alma al suelo y más cuando empezaron a circular rumores que Abrahel Canwell, o sea yo, era la nueva conquista de Tynan Douglas. Tuve que soportar los murmullos de todos por horas.

Y luego está Elrik y su actitud que lo único que hace es confundirme ¿acaso no puede ser amable por lo menos un minuto hacia conmigo? ¿Tanto le cuenta comportarse como una persona normal y no como un imbecil?

¡Dios, cuanto lo odio!

Mis pensamientos son interrumpidos por unos pequeños golpes en la puerta de mi habitación por lo que me doy una última mirada al espejo y una vez mi vista cae a las sandalias de tacón color transparente rogué por que esta vez no los vaya a perder como la última vez.

–Adelante —dije alto para que me escuchara.

A los pocos segundos la perilla es girada y abierto la puerta para dejar ver la figura alta y masculina de mi padre quien aunque intente disimular se que no le agrada que vaya a esa fiesta y más cuando sus ojos verdes me repasan y deja salir una expresión de desaprobación completa.

Papá siempre a sido muy protector hacia conmigo y lo entiendo pues soy su única hija. Les contaré algo Lorenzo Canwell, mi padre, una vez dijo que, si él hubiera podido escoger el género de sus hijos, él hubiera querido que todos sus hijos fueran hombres y no, no es porque tenga en algo en contra de las mujeres o algo por el estilo, es lo que, en el mundo en donde vivimos ser mujer implica muchos peligros y eso es lo que él tiene miedo que algo malo me pase, que un día salga de casa y ya que ya no regrese, que algún me toque sin mi consentimiento, eso es lo que teme. Perderme.

—Solo dime ¿Como fue que me dejé convencer de que fueras a esa bendita fiesta? —pregunta haciendo una mueca de disgusto a lo yo solo dejo salir una risa.

—Tal vez sea porque fue Tynan quien te lo dijo —me encogí de hombros con una sonrisa en los labios. Todavía no se como convenció a papá

—No, corrección —levanta su dedo índice y lo mueve de un lado a otro negando—. Me pidió permiso para que asistieras a su fiesta.

—Es lo mismo, papá —pongo los ojos en blanco, divertida.

—No, no es lo mismo —negó, camiando hasta adentrarse a mí habitación y caminar al tocador —. Todavía no se me olvida el numerito de hace dos semanas, Abrahel.

Sabia que diría algo así, después de todo es mi padre.

—Ya pedí disculpas.

—Y eso no hace que vuelva a poner mi confianza en ti, me decepcionaste —su voz sonó cortante, como si le doliera decir esas palabras—. Creí que te había criado bien, que eras responsable, bien portada, pero me demostraste lo contrario en esa noche que huiste como un vil ladrón por la ventana para ir ese lugar.

Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora