23

1.3K 97 24
                                    

—Dulzura —me mordí el interior de mi mejilla al escuchar la manera tan pausada y tajante con la que habló—. Para él no soy más que un bastardo. Un error. Un hijo nacido producto de una infidelidad.

Un nudo en la boca de mi estomago se empezó a formar de un manera nada bonita.

—Pero tienes su apellido.

—Si, lo tengo, pero no significa que por ello sea en verdad un Allister —fruncí el ceño-. Para los ojos de Gabriel no soy ni seré su hijo.

—Pero...

—Lo único que comparto de él es su sangre y su estúpido apellido y para mí eso está bien —quise saber más, lo quise más sin embargo solo asentí dando por finalizado ese tema al darme cuenta que él no quería hablar de ello.

—¿Cómo sabes todo esto? —regreso a la conversación de minutos atrás. Él sonríe al mismo tiempo en que gira su pelvis a mi dirección.

—Con contactos, dulzura —se inclina hacia adelante cortando la distancia. No me moví, dejé que se acercara tanto que incluso sentí su aliento chocar en mí rostro—. Todo es más fácil si tienes contactos.

Entre abrí los labios una vez su mirada bajo a mis labios y por inercia yo también lo hice, alzó su mano y con ella me tomo ambas mejillas para que de un movimiento gentil girarme el rostro y ver el momento exacto en el que el carro negro de Elrik pasaba la línea de meta.

No pude escuchar muy bien lo que decía él chico de los altavoces, pero lo que me quedo claro era que, estaba anunciando la Victoria de Elrik. Lo que sí vi bien fue como él bajaba de su auto, con esa seriedad, ese porte y esa aura tan sombría y oscura que carga con él.

—Te doy un consejo —se escuchó como sí me estuviera preguntando, pero sabia que no lo era—. No confíes en él... no confíes en ni un Allister —me aconseja sin soltar mi rostro.

Tú también eres un Allister.

Es lo que iba a decir, pero de mi boca no salió nada al ver como la misma chica, la rubia despampanante vuelve a aparecer, pero esta vez con una chamarra puesta, una qué claramente no es de ella y lo se por qué 1( es mucho más grande que ella, y 2( por qué esa chamarra es la misma que traía Elrik en la primera fiesta que hablamos.

La rubia se acerca al pelinegro con una confianza en si misma -una que yo jamás tendré- y sobre todo con una familiaridad como sí ambos ya se conocieran de años.

—Y sobre todo, dulzura —lo escuché mucho más cerca de mí—. No te ilusiones con él, no te hagas idea en tu cabecita que él solo te está usando.

De un momento a otro dejo de sentir su calida mano en mis mejillas para enseguida ver por mí rodillo del ojo como esté se levanta de su lugar y se va dejándome sola viendo como estupida como la rubia le planta un beso corto en los labios del pelinegro, algo que no soporte y simplemente aparte la mirada y me levante perdiendome entre toda la gente que se empezaba a regar por doquier dado que la ultima carrera será más tarde.

A los pocos segundos la música empezó de nuevo y las luces de colores volvieron a iluminar todo el lugar al igual que la gente se empezó a ir al centro de la pista donde siguieron bailando.

Por mí parte solo fui a buscar algo que tomar para encontrar en una mesa repleta de botellas de alcohol al igual que cervezas. No perdí el tiempo y toma una de las tantas botellas que había cerradas, tome un vaso rojo y después de mirar detenidamente el vaso, chasqueo la lengua, dejo el vaso y sin pensarlo más le quitó la tapa a la botella y me llevo la boca de esta a mis labios y le empecé a tomar hasta que mí garganta ardió.

Si vine a esta fiesta era para divertirme no para estar pensando en personas que lo único que hacen es mentirme. Hoy mí es noche y no me importa que incluso Eli me haya abandonado para estar con Hilia... es más, espero y ellos se la esten pasando bien.

Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora