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Sonrío aún en sus labios cuando los aplausos, ciflidos y gritos de las personas se hicieron más fuertes cuando el beso se alargó más de lo normal.

-Consigan una habitación -un hombre gritó lo que hizo que Elrik se separara de mí y mirara todo el lugar con frialdad en busca de de ese sujeto.

Sus ceño se frunce y eso me hace empezar a reírme y solo cuando alguien se interpone entre nosotros y así alejarnos, dejo de hacerlo dándome cuenta que se trata de Paty.

-Hace mucho que no veía un espectáculo tan... -ella buscó la palabra correcta antes de agregar-; Entretenida.

Elrik chequea la lengua.

-Lo bueno es que te divirtió -ironiza él totalmente irritado, tomándome de pronto la mano y jalarme hacia él con una facilidad que me hizo parecer como a una muñeca de trapo a la cual mueven a su antojo.

Aún que tampoco me queje pero si salió de mí un quejido por como eso me tomó de sorpresa.

Los ojos oscuros de Paty brillan bajo la tenue luz del lugar.

-Muy bien chicos -ella asiente de pronto-. Es tarde y todavía falta una hora para cerrar este lugar así que, Elrik hazme un favor y lleva a Abrahel arriba, ¿Quieres?

Siento que sus palabras tienen otro significado oculto, uno que Elrik supo de inmediato el mensaje oculto pues no contestó o asintió, solo me halo por todo lugar hasta llegar al otro extremo del bar y empezar a subir unas escaleras angostas donde lleva al segundo piso del lugar y el cual una puerta cerrada con letrero rojo decía; No pasar.

Me costó unos segundos adaptar mis ojos a la luz pues a comparación de abajo, el lugar está más ilimitado pero una vez mis ojos se acostumbran se abren de ilusión y nostalgia al ver al centro del lugar una mesa de billar color roja con madera negra y alrededor de todo el lugar estantes llenos de libros.

Este lugar me hace recordar las tardes en la que miraba a mis hermanos y papá a jugar.

Mis ojos van del lugar a él cual niña estuviera pidiendo permiso para ir y husmear y él asiente de inmediato antes de adentrarme e irme directo a la mesa de billar.

-Anna, su esposa, es fanática del billar -explica él, mirándome detenidamente con los brazos cruzados a la altura de si pecho y dejándo ver la tinta negra que hay en sus brazos.

-Y supongo que los libros son de Paty, ¿No? -paso las yemas de mis dedos por los tacos de diferente tamaño que descansan en la mesa de billar.

Asintió. A esta distancia puedo ver sus ojos con brillo que, conozco a la perfección.

-Supones bien -por fin se digna a pasar a la habitación no antes de cerrar la puerta y ponerle seguro. Ladeé la cabeza con picardía por ellos.

-¿Es necesario? -inquiero referiendome a la puerta.

Se encoge de hombros y empieza a caminar hacia mí sin apartar la mirada de la mía. Trago saliva y siento como mis rodillas flaquean ante la aura que es tan sensual pero a la misma vez tan peligrosa que hace que te preguntes si está bien estar con alguien como él.

-Ya conociste a Paty, te falta Anna y no creo que quieras conocerla. Ella es muy persistente y empezará a interrogarte y evaluarte -dice arrastrando cada palabra y cuando veo sus intenciones en sus ojos que me miran feroces, empiezo a caminar alrededor de la mesa hasta quedar en el otro extremo de está.

Disimula una sonrisa y mira hacia un lado clavando su mirada a otra puerta color blanca que hay a nuestro lado y que yo supongo que es el baño personal de Paty y su esposa, lleva sus manos al borde de la mesa y se inclína hacia adelante una vez llega a donde segundos atrás yo estaba.

Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora