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-Buen día, fresita -saluda mí hermano eufórico. No sé que tiene de bueno este día.

Llevo tres días quedándome es su departamento y me sigo sintiendo igual de mal que el día en que llegué.

He intentado no pensar y darle tantas vueltas al asunto de lo que pasó el viernes en la noche, pero me es imposible no hacerlo.

Desde que era una niña siempre mi padre me trató con cariño con amor al igual que a mis hermanos, pero luego de lo que pasó y las palabras que dijo Adrik hace que piense si en verdad papá es quien yo creo que es.

-Hola... -contesto sin una pizca de amino.

Me acerco a la isla y me siento en el taburete viendo como mi hermano se mueve de un lado a otro en la cocina buscando los ingredientes que ocupa.

Desde muy pequeño Adrik supo lo que quería ser de grande. Ser un gran chef, recuerdo como casi siempre estaba en la cocina mirando a la abuela de Damon a prepar la comida, de hecho fue ella quien le enseñó todo lo que ahora sabe de cocina y por supuesto yo era la comensal de todos los platillos que él hacía, pero como todo sueño tiene su final; para él termino cuando papá decidió que lo mejor para él era estudiar administración de empresas al igual que Daniel y no gastronomía. Ahora está en su último año de carrera.

-¿Mal humor? -pregunta meneando lo que sea que esté haciendo de comer.

-Tal vez.

-Yo se que es lo que te pondrá de buenas -dice mirándome por encima de su hombro.

-¿No ir al colegio? -suelto y el niega.

-Una buen desayuno -dice mientras saca un plato de la alacena para servir lo que estaba cocinando segundos atrás.

En cuestión de segundos ya tenía un plato de macarrones con queso en frente de mí. Levanto la mirada un poco sorprendida y a la vez contenta. Es la primera vez en los últimos días que Adrik me prepara algo y no cualquier cosa, sino mi comida preferida.

Él sonríe inclinándose sobre la isla, desde el otro extremo, dejando sus antebrazos sobre la barra de mármol blanco y sobre todo con una sonrisa qué hace mucho tiempo no veía en él.

-Te amo ¿lo sabes no? -digo entre una sonrisa de lado a lado.

Me mira con recelo.

-Si, si, lo que digas -apunta el plato de comida con la mirada, enfrete de mí-. Ahora come, que se te hace tarde.

No lo dijo una segunda vez cuando yo ya estaba metiéndome la cuchara con comida a la boca. Una vez mí paladar saborea el familiar sabor de los macarrones hago un sonido que indica lo mucho que me gustan haciendo que, mi hermano sonreirá aún más para luego girarme y servir otro plato para él.

-Por cierto -vuelve a hablar una vez pone su plato en la barra-. ¿Tienes algún problema con que te vayas caminando al colegio? -levanto la mirada de mi plato a él para encontrar esos ojos color verdes que siempre quise tener-. Hoy no podré llevarte, pero mañana y si quieres te puedo llevar.

Asiento con la boca llena. No es necesario que me lleve, después de todo solo son unos cuantos minutos de distancia.

[♡.]

Una de las cosas que se me da, es fingir una sonrisa aunque por dentro me esté muriendo de lo incomoda que este por alguna situación y bueno hoy es uno de esos días.

Por alguna razón ciento que la suerte no está para nada a mí favor e incluso que el destino me esta jugando en mí contra.

Ve el lado positivo, estarás a lado de dos especímenes que parecen haber salido el olimpo.

Por Favor, No Me Odies [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora