Nirvana: Esto será más difícil de lo que pensaba...
- Miraba con un semblante triste a Rias que estaba en pose de meditación
Nirvana: Concéntrate más, Gremory. No pienses en los daños secundarios, piensa en destruir a tu enemigo. Tú poder no es curar o ayudar, tú maldito poder es destruir.
Rias: Lo intento pero no puedo...
- Rias intentaba que su energía de la destrucción se concentre mucho más, tratando de crear una energía más pura y poderosa, pero la poca experiencia y poder de Rias complicaba el condensar esa energía tan caótica como lo es la energía de los Bael.
Nirvana: Piensa en destruir, no seas alguien que tiene miedo a lo que pueda pasar, destruye todo lo que tengas a tú paso, tú poder puede salvar a tus amigos cuando sea necesario.
Rias: Ya lo se! Pero no puedo controlar toda mi energía
- Rias nuevamente intentaría condensar su energía de la destrucción entre sus manos, formándose de a poco un orbe rojo lleno de rayos que iba creciendo de a poco, pero éste simplemente se esfumaria en una corriente de rayos que electrocutaria suavemente a Rias.
Nirvana: Estos chicos de hoy en día...
- Nirvana, con ojos antiguos y sabiduría inmutable, miró a Rias y comenzó a desentrañar los misterios de la energía de la destrucción que fluía en la linaje Bael.
Nirvana: Rias, en tu sangre arde un poder diferente, la energía de la destrucción de los Bael. Es el eco de las eras pasadas, un poder que despierta cuando la oscuridad y la voluntad se entrelazan
- Con gestos meticulosos, Nirvana explicó cómo esa fuerza se alimentaba de la intensidad emocional y la determinación
Nirvana: Es un torrente de caos contenido dentro de ti, una llama que devora y transforma. La esencia de los Bael es una danza entre el poder y la responsabilidad. Domina esta energía, y serás el arquitecto de tu destino, pero descuida su control y te consumirá
- Rias no tenía palabras, nunca pensó que tuviera tanta responsabilidad en sus manos.
Rias: Yo no soy tan fuerte como mi hermano...
Nirvana: No te compares con alguien que ha vivido por muchos años, tú aún eres una niña, y tú poder es mucho más puro que el del Satan rojo. Solo concentrate, Gremory.
- Un pequeño golpe le daría en la cabeza a Rias.
Rias: Yo cumpliré tus expectativas.
- Nuevamente Rias intentaría condensar su energía entre sus manos, formándose de a poco una esfera roja llena de rayos. Poco a poco esta esfera iba absorbiendo más y más energía, con ello los rayos aumentaban su intensidad y su color, pasando a ser de un rojo sangre.
Nirvana: Sigue así Gremory, lo estás haciendo muy bien
- Rias no haría caso a los dichos de su maestro y seguirá concentrando energía en sus manos.
La oscuridad se arremolinaba a su alrededor mientras su concentración alcanzaba su punto álgido. Sin embargo, en el momento crucial, la energía de la destrucción respondió de manera desbocada. La esfera, en lugar de tomar forma con elegancia, se volvió una fuerza descontrolada. Rias, sorprendida, vio cómo la esfera adquiría vida propia, desprendiéndose de sus manos y disparándose hacia el horizonte. En un destello infernal, la esfera impactó contra el suelo distante, desatando una explosión que pintó el cielo con destellos carmesí. Rias, atónita por la magnitud de su propia creación, comprendió que la energía de la destrucción no era un don que podía ser subestimado. Mientras el humo se disipaba, el aprendizaje resonó en la consciencia de Rias, recordándole que la maestría requería no solo conocimiento, sino también un respeto profundo por el poder que yacía en su interior.Nirvana: Dejaste que tú propio poder derrotara a tu voluntad. Que no vuelva a pasar, Gremory. Iré a ver a los demás, sigue así que vas por buen camino.
- Nirvana simplemente desapareció dejando a Rias mirando sus manos que estaban heridas producto de su propio poder.
En las dimensiones dispersas, Nirvana observó con detenimiento a los seguidores de Rias, cada uno sumergido en su entrenamiento personalizado. Akeno, envuelta en la electricidad, trazaba relámpagos que danzaban en el firmamento dimensional. Kiba, en su propio reino, perfeccionaba su destreza con espadas que centelleaban con intensidad. Asia, en un rincón lleno de resplandor sanador, tejía magia que revitalizaba el tejido dimensional mismo. Koneko, con sus músculos sobrenaturales, esculpía la realidad con la fuerza descomunal que emanaba de su ser. Nirvana, maestro entre dimensiones, compartió su sabiduría desde la penumbra de la interconexión dimensional. Guió a cada seguidor, adaptando sus enseñanzas a la esencia única de sus habilidades. El espectáculo interdimensional se convirtió en una exhibición de poder y destreza, donde la diversidad de habilidades convergía en un espectáculo cósmico.Nirvana: Koneko se niega a aceptar lo que es realmente, eso la retrasa mucho más de lo que puede dar
- Nirvana intentaría hacer memoria, él sabía muy bien que había visto a koneko en algún punto del pasado, llegando finalmente a un recuerdo borroso
Flashback
En los pliegues del tiempo, un recuerdo se materializó para Nirvana. En un rincón olvidado de un mundo oscuro, encontró a dos pequeñas niñas con rasgos distintos, una pequeña niña de orejas de gato blanco y su hermana que compartía los mismos rasgos pero en negro, desamparadas y hambrientas. Sus ojos de gato destellaban con la inocencia perdida mientras buscaban refugio y alimento en medio de las sombras. Nirvana, con su mirada antigua, percibió la chispa única que yacía en esas pequeñas almas. Se acercó con pasos silenciosos, envuelto en sombras protectoras tratando de no ser detectado, así dejandoles alimento y ropa con el cual podrían cuidarse del frío.
Fin del flashback
Nirvana: Así que de ahí es que me sonaba haberla visto en algún lado...
- Nirvana a través de un pequeño portal vería el entrenamiento de koneko
Nirvana: Tendré que averiguar qué es lo que le sucede, solo está retrasando su entrenamiento
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Mi razón de existir
Random¿?: Oye Elohim, ¿crees que debería morir? Elohim: ¿Por qué dices eso? ¿?: Mi vida no tiene sentido, he estado aquí por no sé cuanto tiempo, soy incluso más antiguo que tú, y aún así no sé qué sentido tiene mi vida... Elohim: Nirvana... sólo tú pued...