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Rias: Q-Qué clase de monstruo es ese...

- La escena era impactante para los miembros del séquito Gremory. Ante ellos se erguía un ser monstruoso, una encarnación de poder desenfrenado que parecía sacudir el mismo aire a su alrededor. Las vibraciones emanaban de él como ondas expansivas, tan intensas que se podía sentir su influencia incluso en los más remotos territorios Gremory, distantes de los dominios Astaroth donde se desataba esta manifestación de fuerza descomunal. Los miembros del séquito, atónitos, apenas podían articular palabra ante la magnitud abrumadora de lo que presenciaban. Era como si una fuerza primordial se hubiera desatado ante ellos, recordándoles su propia fragilidad en comparación con el poderío desbordante que tenían ante sus ojos.

Tiamat: Maldición, necesito detenerla ya!!!

- De repente, Tiamat liberó una ráfaga de poder que envolvió todo el lugar. La presión era tan intensa que los miembros del séquito Gremory se vieron obligados a arrodillarse, abrumados por la fuerza abrumadora que emanaba de la poderosa dragona. El ambiente se volvió denso, como si el mismo aire se hubiera vuelto más pesado, y cada respiración se convirtiera en un esfuerzo agotador.

Tiamat, consumida por la ansiedad y la furia, descargó una serie de golpes contra la barrera que los rodeaba. Sin embargo, para su sorpresa, la barrera apenas mostraba signos de debilitamiento. Absorbía sus golpes sin inmutarse, como si desafiara a la misma dragona a que intentara romperla. Era un recordatorio ominoso de la impenetrabilidad de la barrera y de la fuerza desconocida que la sostenía. Los miembros del séquito Gremory observaban con temor y asombro, preguntándose qué tipo de poder era capaz de resistir el embate de Tiamat sin sufrir ni un solo rasguño.

Tiamat: MALDICIÓN!!!

- La frustración se apoderaba lentamente de Tiamat, como una sombra que caía sobre sus hombros. Se reprochaba a sí misma por cada error cometido, cada oportunidad perdida y cada momento en que dudó de sus acciones. Si tan solo hubiera actuado con más determinación desde el principio, si hubiera acabado con Diodora y rescatado a la monja sin titubear, tal vez las cosas habrían sido diferentes. Pero ahora, enfrentaban las consecuencias de sus decisiones, y la carga de la responsabilidad pesaba sobre ella como una losa.

Por otro lado, frente a Shalba, el poderoso semi dragon caminaba a paso lento hacia él, el poder que salía de su cuerpo con cada paso destrozaba todo a su alrededor, y el mismísimo cuerpo de Shalba parecía que poco a poco iba perdiendo su poder, era como si su energía fuera destruida por una fuerza invisible que no podía sentir o observar, solamente su cuerpo iba perdiendo de a poco su poder por lo que se iba debilitando.

El avance inesperado del semi dragón dejó a Shalba sin aliento, su mente aturdida por la velocidad con la que su formidable oponente se plantó frente a él. En un instante, toda su estrategia cuidadosamente urdida se desmoronó ante la imponente presencia de la criatura roja que bloqueaba su visión. La mera proximidad del semi dragón inundó su ser de un terror paralizante, sumiendo su mente en un estado de confusión y temor. Incapaz de reunir el valor necesario para levantar la mirada y enfrentar la realidad que tenía ante sí, Shalba se quedó estático, paralizado por el shock de encontrarse cara a cara con su inminente destino.

El rugido sordo del semi dragón resonó en los oídos de Shalba, un eco ominoso que parecía anunciar su perdición. Con cada inhalación, sentía cómo la presión del aire se intensificaba, como si el propio espacio se deformara bajo el peso del poderoso ser que tenía ante él. Shalba apenas podía respirar, su pecho se comprimía con cada latido de su corazón, mientras luchaba por mantener la compostura frente a la abrumadora presencia del semi dragón.

Mientras tanto, las sombras del atardecer se cernían sobre el campo de batalla, arrojando un manto de penumbra sobre la escena. El silencio se había apoderado del lugar, interrumpido solo por el sonido sordo de la respiración agitada de Shalba. En ese momento, el destino de ambos estaba sellado en un enfrentamiento que trascendía las simples fronteras del combate físico. Era una lucha entre la luz y la oscuridad, entre el poder y la ambición desmedida.

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