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Tanin: (¡¿Qué significa ésto?!)

- Los ojos del enorme dragón se abrieron con incredulidad, encontrándose con una oscuridad absoluta que lo envolvía por completo. No había nada más a su alrededor, solo la inmensidad de la negrura, como si estuviera inmerso en un abismo sin fin. La sensación de vacío y soledad era abrumadora, como si hubiera sido arrancado de su realidad y arrojado a un lugar desconocido y desolado.

En medio de esa oscuridad, una presencia se hacía sentir, una presencia que emanaba una aura de poder y misterio. A pocos metros de distancia, un ser enigmático lo observaba con atención, sus ojos brillando con una luz siniestra en la penumbra. No había señales de vida ni movimiento a su alrededor, solo la quietud ominosa de aquel ser desconocido, cuya mirada parecía penetrar hasta lo más profundo de su ser.

 No había señales de vida ni movimiento a su alrededor, solo la quietud ominosa de aquel ser desconocido, cuya mirada parecía penetrar hasta lo más profundo de su ser

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Con cada paso que daba aquel ser enigmático, el mundo a su alrededor parecía temblar y estremecerse, como si la oscuridad misma reaccionara a su presencia. El suelo bajo los pies de Tanin parecía vibrar con una fuerza ominosa, enviando escalofríos por su espina dorsal y llenando su mente de inquietud y aprensión.

El eco de los pasos resonaba en la vastedad de la oscuridad, creando una atmósfera cargada de suspense y misterio. Cada movimiento del ser parecía estar imbuido de un poder sobrenatural, y su avance lento y deliberado despertaba en Tanin un profundo sentido de temor y desconcierto. A medida que se acercaba, la sensación de opresión se intensificaba, como si estuviera siendo arrastrado hacia un abismo de sombras y secretos insondables.

Hakaishin: Lagartija, solo quería hacer feliz a mi amigo, y tú lo estás arruinando todo...

- La voz distorsionada del Hakaishin resonaba en el vacío, llevando consigo un aire de desdén y desprecio que envolvía a Tanin en una aura de temor y malestar. Cada palabra pronunciada por aquel ser enigmático parecía llevar consigo un peso insoportable, como si estuviera cargada de un poder oscuro y maligno que amenazaba con consumir todo a su paso.

El tono de su voz era frío y despiadado, con un matiz de burla y sarcasmo que cortaba como una hoja afilada. No había rastro de compasión ni misericordia en sus palabras, solo un deseo implacable de ver su voluntad impuesta sobre los demás. Su voz resonaba en la mente de Tanin como un eco siniestro, llenándolo de una sensación de opresión y desesperación ante la magnitud de su poder y su implacable determinación.

Tanin retrocedió instintivamente ante la presencia imponente del Hakaishin, sintiendo cómo su propia voluntad se desvanecía bajo el peso abrumador de su aura oscura. A medida que el ser avanzaba, cada paso resonaba como un eco ominoso en el vacío, enviando escalofríos por la espalda de Tanin y llenándolo de una sensación de impotencia.

A pesar de todo, Tanin se mantuvo firme, enfrentando la mirada penetrante del Hakaishin con determinación. Aunque se sentía abrumado por la presión de su presencia, sabía que no podía permitirse flaquear, era un dragón, la raza perfecta. Con cada fibra de su ser, se preparó para el enfrentamiento que se avecinaba, dispuesto a matar a ese ser que caminaba a paso lento hacia él.

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