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Tiamat observaba con atención desde lo alto, sus ojos dorados fijos en la escena que se desarrollaba debajo de ellos. La destrucción del techo provocada por Airi era una clara muestra del poder y la determinación del grupo Gremory en su búsqueda por detener a Diodora y rescatar a Asia.

Mientras tanto, Rias expresaba su sorpresa por la decisión de Diodora de refugiarse en ese lugar, a pesar de los riesgos que eso implicaba para el clan Astaroth. Era evidente que el demonio tenía motivos ocultos y que estaba dispuesto a arriesgarlo todo para lograr sus objetivos.

Tiamat había obtenido la información sobre la ubicación de Diodora a través de un interrogatorio al demonio capturado, utilizando ilusiones creadas a partir de su energía. No había tardado en descubrir que el castillo en ruinas, en los límites del territorio Astaroth, era el lugar donde Diodora se ocultaba. Un sitio olvidado y desolado, que parecía ser el refugio perfecto para alguien como él, que prefería operar en las sombras.

Con la información en su poder, el grupo Gremory se preparaba para enfrentar a Diodora en su último bastión, dispuestos a poner fin a sus planes y rescatar a Asia de una vez por todas.

La mirada de incredulidad en el rostro de Diodora reflejaba su sorpresa ante el repentino descubrimiento de Airi. No podía creer que su escondite secreto, un lugar olvidado por el tiempo y la historia, hubiera sido encontrado tan rápidamente por sus enemigos.

Airi se mantenía firme frente a él, su mirada determinada y su postura segura mostraban su determinación de enfrentarse al desafío que se le presentaba. Sabía que no podía permitir que Diodora escapara impune, que debía detenerlo antes de que pudiera causar más daño a sus seres queridos.

Diodora, por otro lado, estaba desconcertado y furioso por haber sido descubierto. No podía entender cómo habían llegado hasta él tan rápido, cómo habían encontrado su escondite secreto en medio de la nada. Su mente maquinaba planes para escapar o contraatacar, pero por el momento se encontraba paralizado por la sorpresa y la ira.

En medio del silencio tenso que reinaba en el pasillo del castillo en ruinas, Airi y Diodora se enfrentaban, cada uno evaluando al otro mientras se preparaban para el inevitable enfrentamiento que se avecinaba. El destino de Asia y de todos los que amaba pendía de un hilo, y Airi estaba decidida a hacer todo lo que estuviera en su poder para protegerlos.

Airi: TE MATARÉ!!!

- Sin siquiera darle tiempo para reaccionar, Airi se encontró a pocos centímetros de Diodora que no pudo seguir sus movimientos.

Diodora: E-Espera!!!

- Sin previo aviso, Airi invocó su armadura en cuestión de segundos, y con ello un poderoso golpe cayó sobre el estómago de Diodora, golpe que hizo que saliva y sangre salgan de su boca

El golpe de Airi fue rápido y certero, un estallido de poder que impactó con fuerza en el estómago de Diodora antes de que tuviera la oportunidad de reaccionar por completo. El demonio apenas tuvo tiempo de articular una protesta antes de que el golpe lo golpeara con una fuerza abrumadora, haciendo que saliva y sangre brotaran de su boca mientras era lanzado hacia atrás por la fuerza del impacto.

Airi permaneció impasible ante la reacción de su enemigo, su mirada determinada y su postura segura mostraban que no iba a permitir que Diodora escapara impune después de todo el daño que había causado. Con su armadura brillando con una intensa luz, estaba lista para seguir adelante y enfrentarse a cualquier desafío que se le presentara en su camino hacia la victoria.

 Con su armadura brillando con una intensa luz, estaba lista para seguir adelante y enfrentarse a cualquier desafío que se le presentara en su camino hacia la victoria

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