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Una situación medio incómoda sería para otras personas, no era algo común, sin embargo, en el hogar de Nirvana nada era común. Nos situamos en la sala de estar de la casa de Nirvana, donde estaban Rias y Sona, además de sus respectivos séquitos, Serafall, Azazel y una invitada "especial".

Serafall: Entonces lo que sucedió es que tuviste una pelea con la Reina dragón Tiamat...

Nirvana: Correcto.

Serafall: Ganaste la pelea y destruiste el bosque de los familiares...

Nirvana: Correcto, pero no te preocupes, reconstrui el bosque y traje devuelta a los familiares que murieron, tuve que pedir unos favores para eso.

- Sin duda alguna algo muy peculiar, después de todo estaban todos los miembros de los séquitos llenos de polvo.

Azazel: Al menos consiguieron buenos familiares por lo que veo.

Rias: Podría decirse que si.

Azazel: ¿Lograron ver algo de la pelea? Ver una pelea así tiene que ser algo increíble.

Rias: La mayoría nos desmayamos, no pudimos ver nada, nos despertamos cuando todo ya estaba arreglado.

Azazel: Ya veo, que lastima. Por cierto, Nirvana, ¿quien es la señorita que trajiste?

- Algo que nadie podía entender, es que al momento de regresar de todo lo sucedido, Nirvana había traído a alguien más.

Nirvana: Ella es Tiamat, será mejor que ella les explique porque no entiendo mucho esas cosas.

- En ese momento, desde la cocina, se escuchan algunos ruidos de platos y la puerta de la heladera abriéndose. Tiamat, con curiosidad pícara, asoma la cabeza por la esquina de la puerta entreabierta, su larga melena azul brillando bajo la luz de la cocina.

 Tiamat, con curiosidad pícara, asoma la cabeza por la esquina de la puerta entreabierta, su larga melena azul brillando bajo la luz de la cocina

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Tiamat: ¿Me estaban llamando?

- Los miembros de ambos séquitos quedaron boquiabiertos ante la revelación, intercambiando miradas de incredulidad entre ellos. Serafall, con una expresión de asombro en su rostro, cerró los ojos por un momento, como si intentara asimilar la magnitud de la situación.

Azazel, por otro lado, no pudo contener una risa traviesa, encontrando la situación simplemente deliciosa. Sus ojos brillaban con diversión mientras observaba la reacción de los demás, como si estuviera disfrutando de un entretenido espectáculo.

Nirvana: Oye, ven y diles el por qué estás aquí, por cierto, si te quedaras tienes que cambiar esa apariencia, llamarás mucho la atención.

Tiamat: Claro claro, lo haré luego.

- Tiamat, con una sonrisa encantadora, se acercó a Nirvana con paso seguro y coqueto. Con elegancia, se deslizó hacia el lado derecho de Nirvana, ocupando el espacio junto a él. Mientras se acomodaba, sus ojos centelleaban con una chispa juguetona, y con un gesto suave, colocó una mano sobre el hombro de Nirvana, mostrando su cercanía y complicidad. Mientras tanto, Serafall seguía en su intento por asimilar toda la situación, con una expresión de sorpresa aún pintada en su rostro.

Mi razón de existir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora